Fue el 20 de diciembre de 2006. Hace poco más de un año, con las fechas navideñas a la vuelta de la esquina, el Unicaja visitó al DKV Joventut para disputar la novena jornada de la Euroliga. Como es norma en los inicios de Scariolo, el equipo no terminaba de carburar y alternaba una de cal con otra de arena, pero nadie podía imaginar lo que sucedería en el Olímpico de Badalona: 105-52, la peor derrota en la historia del club malagueño, bochorno, vergüenza, sonrojo...

Ha pasado más de un año, pero los que vivieron aquel mal sueño aún tienen pesadillas cuando se les menciona Badalona. Volvieron al lugar de autos tres meses después, esta vez dentro de la fase regular de la Liga ACB, y volvieron a caer con estrépito (88-74). Ahora, los de Scariolo regresan a Badalona cuando las luces de Navidad y el frenesí consumista se han apoderado de nuevo de las calles. Y lo hacen con el propósito de enterrar al fin el recuerdo de uno de los días más tristes en la historia del club.

El momento parece el adecuado para conseguirlo, con el equipo alcanzando la velocidad de crucero tras encadenar cinco triunfos consecutivos en la Liga ACB y habiendo ganado nueve de sus últimos diez compromisos. No atravesaba un momento de forma tan lúcido desde su versión campeona de Liga. Además, la explosión de Haislip ante el Barcelona se convierte en un argumento más para terminar de engrasar la maquinaria, factor indispensable, según los propios técnicos, para intentar dar el salto de calidad que permita optar a los títulos.

El DKV, en cambio, comparece tras haber encadenado, por primera vez esta temporada, dos derrotas consecutivas (Real Madrid en casa y Gran Canaria a domicilio) y habiendo perdido el liderato que tan sólidamente había ostentado desde que diera comienzo la campaña. Su entereza está por primera vez en entredicho y hoy tiene una buena oportunidad para disipar dudas.

Sucede que la situación podría ser todavía más beneficiosa si los aspectos externos no hubiesen eclipsado el buen momento deportivo. La tensa relación que une a técnico y club desde el pasado verano ha reabierto viejas heridas con la llegada de Melvin Sanders, operación desaprobada en términos muy duros por Scariolo en las horas previas a iniciar el viaje a Barcelona. La estabilidad institucional está en entredicho y eso nunca es bueno para evitar distracciones. Una pena. Sobre todo cuando está en juego la clasificación para la Copa del Rey y se visita una pista como la del DKV.

Porque el equipo de Aito García Reneses no entiende de concesiones. Juega con el cuchillo entre los dientes, preparado para aprovechar cualquier distracción y noquear a su rival a través de un juego intenso y agresivo. Posee el mejor ataque (86,5) de la Liga y encabeza el ránking en valoración conjunta (97 de media), porcentaje de tiros libres (79,08 por ciento), rebotes (35,3) y recuperaciones (11,6). Una máquina de jugar al baloncesto que además cuenta con dos de los jugadores más talentosos de Europa: Rudy Fernández y Ricky Rubio.

Muchas dificultades, pero hay mucho que ganar y poco que perder. Una victoria hoy permitiría sellar virtualmente el pasaporte a la Copa si se le gana el domingo al Gran Canaria. Y ayudaría a enterrar para siempre el recuerdo de aquella noche de diciembre de 2006.