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Somos espectadores de una nueva y agradable relación

HOY me gustaría hablar y compartir con todos el amor que tienen ciertos equipos con el balón, como el que demostraron anoche el Málaga y el Villarreal.

Retrocede, fíjate que cuando él la tira hacia adelante ella vuelve. Como si tuviese un imán, como si ella no quisiera irse, como si estuviera prisionera de su destino, con las cadenas de la prisión perpetua del placer, como si le diera vergüenza estar en otro lado, como si se sintiese sola y desamparada en un lugar distinto y distante de aquel al que el imán la vuelve a cada instante.

Fíjate que solamente se siente libre cuando él la coquetea, cuando la acaricia con el interior y, de repente, cuando él le ordena que vuele a otra parte. Ella necesita estar segura de que él la va a volver a acariciar, de que la va a volver a tocar, a mimar, a amar de la manera que lo hace. En el momento en que ella está segura de que él no la deja de querer y que se separan sólo porque el caprichoso juego del que participan implica muchas más personas y cosas que ellos dos, ella se va… Pero fíjate que lo mira de reojo, como suplicándole que no la deje, como queriéndole hacer entender que está desamparada, que se siente agredida cuando está con otro.

Entonces él, que sabe que ella no soporta aquella obligatoria y necesaria separación, la busca y, con sus toques sutiles, rápidos, cortos, acelerados, con su frenético baile sobre el viento, con sus amagues para un lado y para el otro… vuelve a su lado y le habla. Le dice que no se desmorone, que el tiempo es corto para sufrir tanto, que disfrute de su compañía, así como él disfruta de la suya. Le dice que está contento de tenerla, que está feliz de compartir con ella los mejores momentos de su vida… Y ella, derretida de pasión y delirante de cariño, se deja querer, se deja mimar, se deja acariciar.

En ese instante él decide que es el momento… Y ella lo mira fijamente y decide acompañarlo. Es cuando él deja en el camino los obstáculos que intentan maltratar a su amada compañera y, como un amante enloquecido y desvelado de amor y pasión, la lleva hasta su sitio más seguro y más querido. Elude al portero casi cayéndose, pero se empeña en querer acariciarla para que ella llegue a salvo a su destino, aunque por detrás de él haya un hombre entrándole desesperadamente para que ella no entre. Pero pasa la línea de gol. Y él observa cómo ella al pasar la línea de gol se da vuelta para ver si él está bien… Y él se va corriendo a gritar en una esquina, salta con el puño elevado hacia el cielo perpetuo del sublime momento. Y cuando se da vuelta la vuelve a mirar y ella le vuelve a suplicar su compañía.

El Villareal es un equipo de estos que tiene con el balón este amor que tanto nos gusta a todos y el Málaga de este año está intentando llegar a este amor eterno donde nos va a dar muchas alegrías. Sentémonos, seamos espectadores de esta nueva relación, disfrutemos y suframos como en las buenas relaciones. ¡Viva el fútbol!

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