Carlos Cabezas responde al teléfono camino de su casa después del entrenamiento vespertino. Apenas 10 minutos separan el pabellón del Khimki de su domicilio, un espléndido piso de cuatro habitaciones con jacuzzi en un lugar selecto valorado en un alquiler de 4.000 dólares que corren de cuenta del club ruso. Conduce Serguei, el chófer que era de Jorge Garbajosa el año pasado. Lo ha heredado el base malagueño y es su particular ángel de la guarda, 24 horas a su disposición.