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El fútbol premia al país más futbolero

  • Justicia España gana su primer Mundial gracias a un gol de Iniesta en el tramo final de la prórroga ante una dura Holanda Estilos Los españoles quisieron el balón ante un rival que propuso el 'otro fútbol'

España es campeona del mundo de fútbol, sí campeona del mundo de fútbol, después de derrotar a Holanda en el primer campeonato que se disputa en el continente africano, concretamente en Sudáfrica. Bastó con un gol de Iniesta en los estertores de la prórroga para que se produjera el resultado más justo para todos los aficionados neutrales. Porque éste fue el triunfo del equipo que trató de imponerse por la vía del juego y no de lo conocido como el otro fútbol, tan legítimo por otra parte como el más plástico.

Hasta ahí el lead de la noticia que nos enseñaron en la Facultad de Ciencias de la Información, frío, aséptico, objetivo, pero en Johannesburgo y en todas las ciudades de España, en todas sin excepción, se produjo una verdadera explosión de júbilo cuando Iniesta empalmó el balón a la red por la sencilla razón de que, por fin, este deporte llamado fútbol premiaba al país más futbolero de todos. Tal vez se pueda echar a pelear con Argentina o Brasil, quizá con Inglaterra, incluso Italia, pero hasta en esas pugnas seguro que saldría vencedora España por la manera como se siente el fútbol en todas las comunidades autónomas de este trozo de la Península Ibérica.

España, todas las Españas si se permite, es apasionada con el fútbol, presume de tener a los dos grandes clubes del mundo, invierte muchísimo dinero en contar con los mejores peloteros del orbe, y a partir de ahora podrá estar muy orgullosa de su SELECCIÓN, roja o azul da igual, de ese conjunto de futbolistas maravillosos que la ha conducido hasta la cúspide universal. Y más henchido tendrán sus pechos todos los españoles si se tiene en cuenta que la vía para alcanzar semejante éxito ha sido a través de un fútbol pleno de buen gusto, de sentimiento, de darle cariño a ese objeto tan difícil de dominar como es la pelota, de llevarla a ras del suelo tocando y tocando mientras va dejando a adversarios atrás en pos de marcar el gol.

Ése fue el método elegido en su día por Luis Aragonés para alcanzar el título de campeón de Europa y de idéntica manera se manejó Vicente del Bosque hasta llegar a proclamarse campeón del mundo. Evidentemente, no había ninguna razón para alterar ese proceder en la final de Johannesburgo y los españoles, con Pedro de nuevo en su equipo titular en lugar de Fernando Torres, trataron de manejarse según ese guión tan exquisito. Lo hicieron, cierto, mientras pudieron porque enfrente había un rival, esa Holanda que tanto ha presumido de ser el adalid del buen fútbol, que se empeñaba en impedirlo a través de los ardides más sucios.

Patadas directas a la rodilla, como en el minuto 1 a Busquets para dejar claro cuál era el ideario de los hombres de Van Marwijk; tacos clavados en el pecho de Xabi Alonso, pero en el centro del pecho, como si éste fuera una diana y le dieran 10 puntos al lanzador, De Jong esta vez; plantillazo de Sneijder a otra rodilla; y las mil entradas durísimas de Van Bommel sin que el juez fuera capaz de finiquitar aquello. Ése fue el método de quienes siempre han presumido de ser la Naranja Mecánica y, en el colmo del cinismo, hasta se permitieron comerse al final al inepto de Howard Webb como si hubieran perdido por la labor de este árbitro inglés. ¡Protestaban un fuera de juego de Iniesta en el gol cuando éste arrancó un metro por detrás del Mathijsen!

Fue, sin embargo, el justísimo premio y un castigo tan cruel como merecido para lo que hicieron ambos equipos sobre el terreno de juego. Porque España, desde el mismo arranque, trató de llevar la iniciativa de la manera en la que siempre lo hecho, con personalidad, con mando, con el balón en su poder en todo momento. Eso se pudo comprobar con las ocasiones que tuvo en el primer cuarto de hora, cuando Stekelenburg le hizo un paradón a Sergio Ramos y cuando el propio lateral sevillano y Villa estuvieron a punto de abrir el marcador. Pero entonces tanto Van Bommel, el yerno del ideólogo, como De Jong sacaron el hacha de guerra para tratar de detener la sangría. Y lo consiguieron, es la verdad, por lo que tal vez hubieran merecido un 10 si el partido no hubiese concluido con un triunfo de España. Como sucedió esto último, pues un cero para el fútbol tan pendenciero que propuso Holanda por mucho de que consiguiera su propósito de incomodar al que jugaba muchísimo mejor al fútbol.

Está claro que España tuvo que sufrir para lograrlo, como no podía ser de otra forma en la final de un Mundial. También es verdad y así debe quedar recogido en el relato de los hechos que Casillas salvó de manera milagrosa el gol que tuvo Robben poco después de la hora de juego. Entonces Del Bosque retocó el equipo con Jesús Navas y Cesc y el técnico salmantino volvió a acertar de pleno. España volvió a tener el balón y hasta aguijoneó con la derecha, pero le faltó rematar a través de Villa, Iniesta, los propios Cesc y Jesús Navas, y Sergio Ramos, que tuvieron las ocasiones más claras.

Pero la gloria aguardaba en el momento justo, en el instante en que no había vuelta atrás, cuando el reloj corría desbocado hacia la tanda de lanzamientos desde el punto de penalti para solaz de una Holanda que parecía haber hecho todo su trabajo sucio y que incluso, por final, había perdido a un elemento por esas acciones fuera del reglamento. Ahí salió una contra a través de Jesús Navas y el balón acabó en Cesc para que éste conectara con Iniesta, quien fue el mejor actor posible para llevar al éxtasis a toda a España, al país más futbolero del orbe. Y desde ayer al campeón del mundo de fútbol. Porque España ganó por fin el Mundial. No hay un título más merecido tanto para esta selección como para el propio país en sí.

Árbitro: Howard Webb l (inglés). Horrible, perjudicó siempre a España. Hay que ser muy cínicos para quejarse como lo hicieron los holandeses al final del partido.

Tarjetas: Roja Heitinga (109'). Amarillas Van Persie (15'), Puyol (16'), Van Bommel (22'), Sergio Ramos (23'), De Jong (28'), Van Bronckhorst (54'), Heitinga (56'), Capdevila (67'), Robben (84'), Heitinga (109'), Van der Wiel (111'), Mathijsen (117'), Iniesta (118') y Xavi (121').

Gol 0-1 (116') Iniesta. Balón que saca Jesús Navas y un rebote le cae a Cesc, quien abre hacia la derecha para que Iniesta empalme a la red.

Incidencias: Final del Mundial de Sudáfrica 2010, estadio Soccer City de Johannesburgo, 84.490 espectadores. Asistieron la reina Sofía y los Príncipes de Asturias.

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