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"El fútbol no es violento, sino el ciudadano"

  • La Federación defiende que hay un reglamento sobre las sanciones al que tiene que ceñirse

El presidente de la Federación Malagueña de Fútbol, Miguel Sánchez, considera que la pelea que acabó con un entrenador hospitalizado "es un hecho aislado". Y para justificarlo se refirió a las estadísticas que, según precisó, revelan que cada fin de semana se disputan en Málaga "700 partidos y no suele pasar nada". "Durante nueve meses son muchos partidos. Proporcionalmente es insignificante, pero damos importancia [al fenómeno] y hay que erradicarlo. Ocurren cosas maravillosas y no salen en prensa porque no venden", opinó el portavoz, quien entiende que debe distinguirse entre "la violencia en el fútbol" y la que tiene lugar en las gradas", esta última, más relacionada con el "orden público".

A su juicio, en este deporte "no hay violencia", sino "en la sociedad". "Este año sólo ha habido dos problemas, el ocurrido en el Tiro Pichón y el de la Mosca-Churriana. Hay violentos que no sólo van al fútbol, también al baloncesto...", aseveró.

Sobre las agresiones físicas y verbales que afectan al colectivo de árbitros, señaló que "no deberían producirse". "Tenemos un arma fundamental que es el acta del partido. Cuando detectamos que un [colegiado] no ha reflejado lo que ha pasado lo sancionamos", agregó. Asimismo, recalcó que la Federación "premia la deportividad, castiga la violencia" e imparte charlas sobre normas de comportamiento. "Hay que disfrutar con el fútbol. Esto es para divertirse, pero no podemos evitar que en un momento determinado salten las chispas. Hacemos actos multitudinarios ensalzando la no violencia en ningún deporte. Lo estamos consiguiendo, salvo estos brotes que nadie espera. Hay que analizar dónde empieza y termina la trifulca", manifestó el presidente, quien añadió que los "padres influyen ya que los niños son el reflejo de lo que viven en su casa".

En cuanto a las sanciones impuestas por incidentes en el campo y sobre el debate acerca de si deben ser más contundentes, Sánchez defendió que hay un reglamento al que debe ceñirse y no actuar a su "libre albedrío".

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