Fútbol l Primera División

Una grandiosa reaparición

  • Tras dos partidos ausentes, Agüero firma una portentosa actuación y se basta para tumbar al Barcelona con dos goles y una asistencia a Maxi

El Kun Agüero, que reaparecía con el Atlético tras dos ausencias, hizo renacer a su equipo ante el Barcelona, que plasmó su superioridad al principio y con el marcador a favor, pero sucumbió después de que los locales volteasen el 0-1 en contra. Agüero se marcó una actuación grandiosa. Él sólo se bastó para tumbar a un rival que cedió a su empuje y comandó un triunfo vital para los locales, que se mantienen en puestos de Liga de Campeones y que volvieron a sorprender al lograr una gesta que parecía fuera de su alcance.

El encuentro empezó con un monólogo del Barcelona, dueño absoluto del duelo y fiel a su clásico estilo, con una buena circulación del balón en un trabajo casi perfecto de todos sus futbolistas.

El Atlético, sabedor de las cualidades técnicas del rival, se pertrechó atrás, en busca de algún contragolpe salvador. Quizá influido por la efectividad del Valencia el pasado miércoles en el Camp Nou, los rojiblancos cedieron totalmente la iniciativa a los de Frank Rijkaard. El problema para los locales fue que adolecieron de transición entre líneas y por tanto de llegada. No se acercaban con peligro a la meta de Victor Valdés, mero espectador del duelo durante la primera media hora.

Y en esas apareció Ronaldinho, cuyo golazo hacía justicia en el marcador. Pero en los rojiblancos también apareció Agüero, ausente por sanción los dos últimos partidos, y el delantero volvió a demostrar que es vital en su equipo, bigoleador ayer al hacer el 1-1 y el 3-1. Seis minutos después del empate, otra genialidad suya en forma de pase perfecto a Maxi significó el segundo tanto de los locales, que en doce minutos habían hecho lo que nadie intuía: remontar el marcador.

Y el segundo acto acentuó el dibujo del primero. Con el marcador por delante, el Atlético volvió a ceder la bola al rival y fió de nuevo su suerte al contragolpe. Pero, a diferencia de lo ocurrido al comienzo, los rojiblancos habían rearmado su moral y espoleados por una hinchada feliz, ahora sí llegaban. Ni siquiera la entrada de Messi, suplente en el inicio, obró ayer el milagro de una improbable remontada culé.

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