Bozidar maljkovic. entrenador de baloncesto

"Me gusta mucho cómo juega el Unicaja y cómo dirige Plaza"

  • El entrenador serbio hizo grande a Limoges y Unicaja, los dos equipos que se miden este viernes en el Carpena Elogia al ahora técnico cajista, al que tuvo como segundo entrenador en el Real Madrid

Desde Belgrado, Bozidar Maljkovic (Otocac, 1952) responde al teléfono al mediodía, después de un paseo por el centro de la ciudad blanca, donde tiene su hogar, compartido con Marbella. Allí estuvo este verano "dos meses y medio" y regresará en breve. Uno de los hombres que cambió la historia del Unicaja llevó a la cúspide continental de manera inverosímil al rival malagueño el próximo viernes, el Limoges, al que hizo campeón de Europa tras eliminar al Madrid de Sabonis y al Benetton de Kukoc. Una excusa para charlar un rato con el maestro serbio, que no deja indiferente.

-¿Cómo le va, Boza?

-Pues ahora en Belgrado después de estar, por primera vez en mi vida, dos meses y medio seguidos de vacaciones en Marbella, descansando. Estuve también viendo el baloncesto, fui a Granada, a ver el Mundial y los partidos del grupo Serbia.

-Estará contento con el subcampeonato de su selección.

-Muchísimo, estuve apoyando a Djordjevic con todo mi corazón. Yo fui el primero que dijo que debía ser el seleccionador. Hemos tenido una gran oposición muy fuerte. Que es muy joven, que no tiene experiencia suficiente... Sasha tiene muchas cualidades y las demostró.

-Está sin trabajo ahora.

-Ahora estoy disfrutando con mi nieta, he estado en Marbella mucho tiempo con mi mujer y disfrutando muchísimo. Vengo de pasear por Belgrado ahora. Quiero seguir trabajando como entrenador. En diciembre pasado acabé el contrato de tres años con Eslovenia y quería estar seis meses de descanso. Ahora mi nieta es más importante. Pero claro que quiero seguir trabajando.

-Hablando de Eslovenia, ¿qué le dio a Zoran Dragic su último verano?

-Hay mucha gente ahora en el club que creen que conocen el baloncesto. El chico me vino casi llorando antes de un partido amistoso de preparación en Celje, decía que le querían mandar a Murcia cedido. Le cogí y le dije que el Unicaja era el club idóneo para él y me decía: "No me quieren". Con estos que mandan ahora en el club ahora no tengo contacto. He hablado con algunos periódicos y leído que apoyasteis mucho a Zoran porque era un gran jugador.

-¿Pero usted qué le hizo? Volvió con una confianza que no tenía.

-Simplemente le di su tiempo para que demostrara su velocidad, su clase, su corazón, ha mejorado mucho el tiro... Después de verle en el Eurobásket los directivos de Málaga cambiaron de opinión y Zoran pudo jugar. Y yo creo que esa afición que yo quiero mucho disfrutó de él. Y el club pudo sacar mucho dinero ahora. Pero no he visto a nadie que haya dicho tengo mal sabor en la boca, conciencia mala o que estaba equivocado de estos que conocen mucho el baloncesto.

-Le llamaba porque este viernes juegan aquí en Málaga el Unicaja y el Limoges, los dos clubes en los que más tiempo estuvo fuera de su país.

-Mi corazón está en esos dos sitios. Estuve cuatro años, el tiempo ideal, un ciclo olímpico, en Jugoplastika, Limoges y Unicaja. Ese es el tiempo ideal para que un entrenador pueda demostrar algo, si tiene la calidad. A mí no me gustaba Francia, ni la vida ni la manera de vivir. Yo siempre estaba loco por vivir en España, lo sabían todos de Split. Cuando fiché por el Limoges, Radja, Kukoc y todos los que me conocían me decían si era verdad o no.

-¿Y por qué fichó?

-Porque era un momento muy importante. Era elegido para la reconstrucción y antes de mi llegada el club tenía buena historia, con dos Copas Korac, campeón de Francia... Pero estaban cansados y me dejaron hacer un trabajo importante, hacer un equipo nuevo. De los ocho mejores jugadores eché a siete, sólo me quedé con Dacoury y quería jubilarse. Entonces hablé con él, le presioné para que cambiara. Me dice que le cambié la vida porque nunca hubiera ganando la Final Four. Gracias a mi palmarés tuve mucha autoridad. Fiché a Jure Zdvoc y Michael Young de extranjeros. Y después, Forte, Dacoury, Vérove, Redden... Con un grandísimo trabajo, ganamos cinco títulos e hicimos el milagro más grande de la historia del baloncesto europeo.

-Se cargó al Madrid de Sabonis y al Benetton de Kukoc en la Final Four de Atenas, pero le quedó esa etiqueta de introducir el básket control que marcó tendencia en el continente.

-Eso fue cosa de mi gran amigo Petar Skanski, entrenador del Benetton. El año pasado estuvo 10 días en mi casa de Marbella con su mujer. Fumamos un cigarrillo cinco minutos antes de entrar en la rueda de prensa y me dijo: "Tengo que atacar tu baloncesto". Toni Kukoc ganaba 30.000 marcos alemanes (casi 60.000 euros al cambio actual) diarios, el sueldo más grande del baloncesto europeo jamás. Después Petar dijo que mi equipo era destructivo, que si la defensa, que era duro... Él tenía un equipo 10 veces más caro. "Si eres mejor, gáname", le dije. Pero no ganó y un periodista me preguntó qué pensaba. Le dije: 'Mira, si me das a Toni Kukoc yo cambio mi juego. Pero a Kukoc lo tiene él, no yo'. Kukoc quería marcharse a la NBA sin haber perdido una final y no lo pudo hacer.

-Ese Limoges viene el viernes por el Carpena, ha vuelto a ganar la Liga.

-Sí, me alegré mucho cuando lo vi. El año pasado hemos celebrado los 20 años de la Final Four, pasé tres días inolvidables gracias al club, a L'Equipe, que hizo una película de una hora que nos tuvo a todo el mundo llorando. El club ha vuelto después de muchos problemas con la justicia y administrativos. Todos aplaudieron lo que los entrenadores y jugadores hicimos.

-¿De aquella final de Copa Korac entre los dos equipos qué recuerda?

-El ambiente de Ciudad Jardín en la vuelta. No se consiguió remontar, pero fue increíble.

-¿Y qué momento concreto de su etapa?

-Con la consecución de la Copa Korac, porque fue la última edición de esta competición y porque apreciaba mucho a Radivoj Korac, el jugador en cuyo honor se creó esta competición.

-A este Limoges, ¿le ha visto jugar?

-Muy poco, mucho más al Unicaja.

-¿Y qué le parece?

-Muy bien, me gusta mucho este equipo, cómo juega.

-Usted tuvo a Joan Plaza como segundo entrenador en el Madrid.

-Sí, con muchos problemas. Dentro del club había personas que me dijeron: "Madrid tiene cuatro millones de habitantes y miles de entrenadores y tú eliges a uno de Barcelona". Tuve una pelea fuerte para conseguir a Joan, la gente sabe que es verdad. Gracias a mi autoridad y mi relación con Florentino lo conseguí.

-¿Qué vio en él?

-Joan vino dos años a Limoges a visitarme, a mirar mis entrenamientos, en ese momento era joven. Se acercó, me gustó cómo conocía el baloncesto y su pasión por él. Le dije que un día si volviera a España le elegiría como ayudante. Tenía la palabra y cuando pude lo fiché para el Madrid.

-¿Y cómo ve lo que está haciendo con el Unicaja?

-Me gusta mucho él, el juego del equipo y cómo dirige. Hace un baloncesto atractivo, defiende, corren. No me gustan otras cosas dentro del club.

-¿Tiene algún problema con alguien del club ?

-Ningún problema, ni los voy a tener. Vivo cerca del club, en Marbella. Pero, lamentablemente y al mismo tiempo, lejos del club. Tenía muy buena colaboración y relación con Juanma Rodríguez. Después de él, con gente que vino después y que conozco mucho, fue diferente.

-La afición dejó de acudir al Carpena y ahora está volviendo. ¿Cree que se volverá ver el Palacio lleno como en su época?

-Sí, vuelve seguro. Si el equipo juega bien y vuelve a tener buenos resultados, seguro. Pero también la afición debe ayudar. Te doy un ejemplo. Es muy difícil para un gran entrenador tener un gran equipo y no tener público delante. Somos como los artistas en un teatro, si no hay gente para la que jugar... Por eso en Rusia no están contentos muchos colegas y no acaban de ser felices. Si al CSKA no van los militares y niños no llenan un pabellón pequeño con uno de los mejores equipos de Europa.

-Usted vio cómo aquí sí existía lo que reclama.

-El Unicaja tiene una cultura de baloncesto de alto nivel, la gente conoce el balocesto, ha visto muy buenos jugadores y entrenadores. Si de algo me alegro de la época de Málaga es, sobre todo, de haber ayudado a crear el mejor ambiente de baloncesto. Había muchas dudas cuando el equipo pasó a jugar en el Martín Carpena, pero entre todos conseguimos ilusionar a la afición y nos convertimos en el primer club de Europa en cuanto a asistencia de público entonces. Hubo una generación de jóvenes aficionados que se apuntaron entonces al baloncesto y hoy siguen yendo al Carpena. Seguro que vuelven.

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