Deportes

La hija del viento

  • Tranquila, trabajadora e inconformista, Marina Alabáu cumple el sueño de su vida con el oro olímpico y engrandece, aún más, su currículum deportivo.

Marina Alabáu, flamante oro olímpico en la clase RS:X de vela, es una chica inconformista y su currículum deportivo lo asevera. Es tranquila y compite mejor con presión. Necesita a su gente cerca y, pese a que reconoce que tiene pocos amigos, éstos son de verdad. Entrena en Tarifa día sí y día también con el firme objetivo de que el viento le sople a favor. Tanto ha trabajado que la recompensa máxima le ha llegado a punto de cumplir 27 años (lo hará el día 31). Campeona olímpica, que se dice pronto. El mejor regalo de cumpleaños, el sueño cumplido desde pequeñita.

La meteórica carrera de la hispalense, sevillista, aunque ha llegado a afirmar que es "de los dos", nace en el Club Náutico de Sevilla y con el río Guadalquivir como testigo. Ya en 1999, con sólo 14 años, se convierte en campeona del mundo infantil de windsurf, para tres años más tarde comenzar a formar parte del equipo preolímpico y en 2004 gozar de un puesto dentro del abanico de deportistas de élite de la Real Federación Española de Vela.

Su primer gran éxito llega en 2007 cuando se proclama campeona de Europa de la modalidad en Limassol, la segunda ciudad más extensa de Chipre. Un título que le da alas y refuerza su confianza para revalidar la corona europea en Brest (Francia), en 2008, Tel Aviv (Israel), en 2009, Sopot (Polonia), en 2010, y Madeira (Portugal), en 2012.

Instalada en la cumbre de la clase RS:X mundial, Marina también tiene que probar el agrio sabor de la decepción. En 2008, con el título de campeona del Viejo Continente recién sacado del horno bajo el brazo, acude como favorita a las medallas a los Juegos de Pekín. Pero el Mar Amarillo no se amolda a sus características, más técnicas que físicas. "Las condiciones de Qingdao no eran las más idóneas para mí", llega a reconocer la sevillana a su vuelta a Sevilla. En Pekín lo pasa mal, sufre, incluso llega a afirmar que "había tenido las mandíbulas tan apretadas durante la regata que no era capaz de mover la boca tras la prueba". Llega a perder hasta la voz.

La china Lin, la italiana Sensini y la británica Shaw la relegan al cuarto puesto después de dilapidar sus opciones de alcanzar los metales en la última regata al acabar en noveno lugar. Al final, medalla del chocolate más amargo. Eso sí, diploma olímpico en su primera participación en los Juegos.

Consciente de sus limitaciones en regatas con condiciones extremas -vientos con muchos nudos, o por el contrario, con pocos- comienza a limar sus puntos débiles. Más físico, primero, y más físico, después. No puede volver a suceder lo mismo en Londres 2012, se convence. Y trabaja y trabaja. Y duerme y duerme. Porque Marina Alabáu tiene en su lista de prioridades entrenar bien y descansar mejor, mucho mejor.

La hispalense, entrenada por los franceses Nicolás Bedou y Álex Guyader, quien también es su pareja, no duda en ponerse manos a la obra. Como aperitivo el Mundial de Weymouth, donde ayer hizo historia, y un campo de regatas que le va como anillo al dedo. Sólo la polaca Zofia Klepacka, bronce en la capital británica, le ha ganado allí. El primer campeonato del mundo, y único hasta ahora, al bolsillo. Incontestable. Y un buen presagio: en Londres 2012 se puede entrar en la historia, como ya hizo su referente en el mundo de la vela, la malagueña Theresa Zabell con sus medallas de oro en Barcelona 92 y Atlanta 96 en clase 470.

Y desde el martes 31 de julio al martes 7 de agosto cumple su sueño. Siete días al mando de la clase RS:X en el evento deportivo más grandioso, con millones de miradas pendientes de su navegación. No se baja del primer puesto y, para dar una muestra más de su superioridad, finaliza la Medal Race como primera. Es la mejor y el oro ya es suyo. "Es la oportunidad de mi vida", afirma a este periódico días antes de viajar a Londres. La ha aprovechado.

Con su hito, Marina Alabáu Neira se convierte en la primera sevillana en la historia en colgarse el metal más preciado, y el séptimo deportista andaluz que lo consigue tras la propia Zabell, el ciclista José Manuel Moreno, los futbolistas Kiko Narváez y Rafa Berges, la jugadora de hockey hierba María del Carmen Barea y la taekwondoka Elena Benítez.

Ahora toca disfrutar, pero también pensar en el futuro, ya que no todo son buenas noticias. La polémica decisión de la Federación Internacional de Vela de sustituir el windsurf por el kitesurf para los próximos Juegos en Río de Janeiro, a expensas de lo que suceda en la reunión del mes de noviembre, deja fuera a Marina de la que pudiese ser su tercera cita olímpica. No obstante, la windsurfista tiene claro que "si no queda otra opción" se pasará al kite. Y arrancará con ventaja ya que lleva más de ocho años practicándolo, ahora en Tarifa, donde tiene su residencia y a sus familiares más allegados. Gracias a ellos y a su inconformismo ha alcanzado la gloria. Desde ayer, es la hija del viento.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios