Como ya ocurriera en la primera vuelta, de nuevo se repitió la historia entre Antequera 2010 y Torrevieja, que cosecharon un empate después de dirimir un duelo de poder a poder (26-26). En un encuentro destinado a la igualada, no obstante, el punto dejó más contentos a los alicantinos que a los malagueños, ya que vieron cómo se les escapaba una ventaja de dos goles a falta de dos minutos para la conclusión.

Pronto se notó el mes de parón liguero debido a la celebración del Campeonato del Mundo de Croacia. Ambos bloques saltaron a la cancha faltos de ritmo e intensidad y esto se trasladó al marcador, donde ni Antequera ni Torrevieja conseguían despegar. Pese a la igualdad y a las alternativas, el conjunto malacitano, en el minuto 15, lograba un renta máxima de tres goles (4-7) merced a la buena actuación de Trivundza y Jahns, que parecían resurgir después de padecer una travesía más que gris en su juego.

A partir de ese momento, los empates fueron la nota dominante hasta el descanso. El Torrevieja, más entonado, erraba en ataque, mientras que el Antequera presentaba un muro en su meta en la figura de Martínez. Así se llegó al intermedio, aunque los locales lograron irse por delante (12-11).

En la segunda mitad, el encuentro se guió por los mismos derroteros. Los dos equipos se tanteaban las fuerzas, pero ninguno era capaz de sobresalir en el electrónico. En ese momento emergió Rafa Baena, clave en la realización con nueve goles y una pesadilla constante para la defensa del Torrevieja.

La actuación del poderoso pivote, uno de los más destacados en las filas de Ortega en lo que va de temporada, fue indispensable para que el Antequera se plantase, a dos minutos del final, con dos goles de ventaja (21-23).

Lo que parecía una victoria segura se tornó en unas tablas debido a la reacción de la escuadra de Manolo Laguna, que firmó un parcial de 3-1 ante la pasividad de los antequeranos, otra vez erráticos a la hora de amarrar un resultado. Incluso pudo terminar perdiendo el encuentro si no llega a ser por la intervención milagrosa de Martínez ante un lanzamiento de Ancizu. Al final, un empate que deja un sabor agridulce.