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La lanzadera definitiva

  • Ascensión El Barcelona exige otra vez la mejor versión del Unicaja, ganador de ocho de sus últimos nueve partidos Problemas Un percance en el avión retrasa la llegada culé

El vaivén de partidos no deja resquicio a la duda, ni a paladear victorias ni a penar derrotas. El Unicaja aterrizó en Málaga pasada hora y media de la medianoche del viernes desde Zagreb, se entrenó ayer a las 18.00 y hoy saltará al parqué del Carpena para jugar el segundo de los siete partidos que en el periodo de 15 días afrontará. Al Barcelona se le esperaba a las 0.00 de ayer en el Pablo Ruiz Picasso. Un problema en su avión de regreso de Estambul propició que los pupilos de Ivanovic pasaran todo el día en el aeropuerto Ataturk de la capital turca después de derrotar al Fenerbahce. Es el otro baloncesto, el de las esperas en los aeropuertos, el extravío de maletas, la pérdida del slot y demás avatares. El malgasto de energías también computa después en la cancha cuando, por ejemplo, hay un tiro libre decisivo a falta de 10 segundos. Es el peaje de los equipos grandes, del Unicaja o el Barcelona, que hoy combaten en el parqué del Carpena con toda España de testigo (20.00, La2).

Optimistas y animados por las victorias continentales aunque magullados por el cansancio, cajistas y culés se vuelven a ver las caras por primera vez desde aquel mágico 12 de abril del 2007 que se nos va. El partido del acceso a la Final Four de Atenas, del triple de Pepe Sánchez, ayer ídolo en Málaga y hoy rival seguro que magníficamente bien recibido.

El pasado, no obstante, cuenta poco en estas circunstancias. El Barcelona de la época post Navarro se busca y se encuentra, presupuesto y tradición obliga, a pesar de algunas incógnitas. Y exige de nuevo la mejor versión del Unicaja, que ha ganado ocho de sus nueve últimos partidos entre ACB y Euroliga. Ha finiquitado virtualmente su acceso al Top 16 y ya compite por tomar posiciones cara a la siguiente fase. Y ha reconducido una situación límite en España para asentarse en un territorio que jamás debería de no estar, el de los ocho primeros clasificados. La Copa de Vitoria, hace un mes una entelequia, se divisa ahora con cierta nitidez. Pero la faena no está rematada. Se necesitan tres victorias en los cinco partidos que restan hasta el final de la primera vuelta para no tirar de calculadora y carambolas. Y el calendario no es una bicoca, a pesar de que el Unicaja ha dado buenas sensaciones, salvo ante el Tau, contra rivales de similar o superior potencial (Madrid, Maccabi o Akasvayu, por ejemplo).

Scariolo admite estar resignado a la falta de refuerzos de manera inmediata. Explica que Ndong tiene una rodilla sobrecargada hasta el límite y que en las dobles sesiones no trabaja, que la espalda de Jiménez obliga a dosificarlo en entrenamientos y partidos y que Berni necesitaba un descanso que no ha podido tener por la disminuida rotación. El club le insta a tirar de la cantera para dar refresco. En la necesidad y con el chaparrón de lesiones, el equipo se ha solidificado, no obstante. Tiene alguna desconexión a lo largo de los partidos, pero hace un mes costaban palizas y ahora no impiden la victoria.

Como el calendario exige un examen continuo, el Barcelona, siempre agitador de masas cuando aparece por Málaga, el Carpena juega de nuevo un papel esencial en el duelo de hoy. Quedan una decena de entradas a la venta. Santiago sigue de baja (tres victorias convincentes en su ausencia) y Kasun intimida con buenas actuaciones ante buenos rivales. Ndong lidiará con él. Es un ejemplo de los múltiples duelos de interés que habrá. Más allá de eso, puede ser la lanzadera definitiva del Unicaja.

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