Deportes

La lógica del Palau (72-62)

  • El Unicaja compite con el Barcelona, llegó a dominar por nueve puntos al inicio, pero acabó postrándose ante el Barcelona. Mateo dejó reposar a Zoric y dio minutos a Lima y Abriness.

El Unicaja gana, aproximadamente, una de cada cuatro veces que juega en el Palau Blaugrana. Algo menos. Contando la derrota de ayer, jugó 53 veces y ganó 12, un 23%. Fue, el pasado mes de mayo, el último equipo que campeó en el Palau, en el partido que cerraba la temporada regular anterior. Desde entonces, nadie vuelve contento del coliseo azulgrana. Habrá que esperar algún partido más para ganar de nuevo allí. No fue posible en el pasado play off, tampoco ayer. 

 

El nivel alcanzado por la máquina afinada por Xavi Pascual permite un margen de seguridad tremendo. Exige un partido que bordee la perfección del contrario y uno propio muy por debajo de la media. Ha conseguido que cuando un rival le anote más de 70 puntos sea una hazaña. Cuando los mecanismos y la intensidad defensiva alcanzan tal grado de precisión, resulta una tarea inabarcable desactivarla.

 

Se puede sorprender e innovar en algunos tramos del partido, como hizo ayer el Unicaja al principio y al final. Pero en el nudo, cuando de verdad se cuece el duelo, el Barcelona es casi insuperable. Durante los 40 minutos, Chus Mateo pensó en ganar, seguramente soñó con hacerlo en el primer tiempo. Pero también tuvo un ojo durante la previa en Zagreb. Dejó a Zoric sin vestir porque su tobillo así lo requería. Y Augusto Lima no sólo le relevó en el acta, sino que salió como titular... en el lugar de Freeland, como pareja de Garbajosa. Abrines también disfrutaría de algunos minutos en el segundo cuarto. En Zagreb, el Unicaja se juega muchísimo, lo de ayer no era tan acuciante, por más que una victoria hubiera permitido empatar, en el primer tercio de competición, con el campeón vigente y favorito casi unánime. 

 

El Unicaja, despojado de las toneladas de presión que quizá le atenazaron el pasado jueves ante el Bamberg, salió al Palau sin miedo a lo que tenía delante. Jugó un primer cuarto muy meritorio, llegó a ganar por nueve puntos (10-19), obligó a Xavi Pascual a llamar la atención a sus hombres. Bien Fitch dividiendo la defensa rival. Y bien Peric, a su nivel tras el paréntesis alemán. Ejecutó y regaló algún movimiento de espaldas, acabando con las dos manos, digno de un pívot bueno. Sin balón es inteligente y aprovecha las ventajas de los compañeros. Y ayer tenía de lo mejor de Europa enfrente en su posición. 

 

Y ahí se vio el Unicaja, con esa ventaja (10-19), enjugada en no muchos minutos (29-29) por la máquina catalana. La profundidad tan tremenda de su plantilla permitió que ayer el protagonismo lo tuvieran Boniface Ndong y Chuck Eidson. El senegalés conserva con 34 años el hambre que algunos con 25 ya perdieron. El jugador al que el Unicaja rescató para el primerísimo nivel hace poco más de cuatro años sigue siendo un pívot intenso, agresivo, hiperactivo. Sus brazos siguen agitándose a velocidad máxima. Salta, intimida. Y rebotea, montó un chiringuito en el aro malagueño. Él fue quien dio la dosis de esfuerzo y acierto necesaria para que el Barcelona renaciera e igualara. El Unicaja rebotea bien (40-39 ante una gran batería interior ayer), se ha demostrado durante el año. Pero el propio Mateo se quejó tras el encuentro de que ayer fueron demasiados los rechaces concedidos (18 en aro propio). Alguno no sólo por altura, sino por desaplicación.

 

El técnico cajista le dio minutos a Abrines pronto en el duelo, la primera rotación exterior. Sucedió que en ese momento el emparejamiento que le tocaba era Eidson. El proyecto de crack balear padeció los rigores del junior. Nulo respeto arbitral, que le señalaron faltas rápidas y negaron las que le hacían. Mostró descaro para lanzar un triple y penetrar con decisión. Habrá que medirle con un listón más acorde. Eidson amenazó con romper. Marcelinho anotaba un triple (39-31) y aquello iba a la lógica que se preveía, al festival azulgrana. 

 

Freeland contuvo algo, se ofreció, se le vio con brío. Quizá debe incorporar algún movimiento más, como había entrenado. Al clásico recibir en el lado izquierdo del ataque y los dos pasos para acabar con la derecha, ciertamente difícilmente parable, daría más variedad alguno más. Pero ahí anduvo, peleándose con varios de los mejores pivots del continente. Si le vale para coger confianza, perfecto.

 

El Barcelona, sin pisar el acelerador hasta el final, fue imponiendo ese ritmo demoledor, cansino para el rival, inasequible, que sólo el Cajasol ha podido vencer, con una actuación sobrenatural, esta temporada. A finales del tercer cuarto, Eidson ya había terminado de destrozar el duelo (70-52). El último cuarto valió para que Fitch volviera a tomar las riendas y se compitiera y recortara.

 

El partido también deja algunas señales preocupantes. Berni, clave en muchas victorias del inicio, ha perdido el paso, juega menos. Sinanovic también ha dado un bajón considerable. Y Rowland no aún es el base regular que un equipo necesita. Aún le está tomando el pulso a rivales y competición. Alterna momentos en los que parece cerebral con otros en los que se aloca. Aunque hacer juicios tras ver un partido del Barcelona haga que se emane negativismo. Es lo que tiene la lógica del Palau.

- Ficha técnica: 

72 - Barcelona (14+25+27+6): Huertas 9, Navarro 7, Mickeal 8, Lorbek 0 y Fran Vázquez 0 -quinteto inicial-. Sada 1, Rabaseda 0, Eidson 19, Wallace 5, Perovic 9 y Ndong 14.

62 -Unicaja (19+14+15+14) : Rowland 6, Fitch 19, Peric 12, Garbajosa 3 y Lima 2 -quinteto inicial-. Valters 4, Berni Rodríguez 0, Blanco, Abrines 0, Freeland 12 y Sinanovic 2.

Árbitros: Redondo, García González y Martínez Díez. Sin eliminados

Incidencias: 11ª jornada de la Liga Endesa. Palau Blaugrana. 4.599 personas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios