El Unicaja encajó su primera derrota de la temporada en la Liga Endesa en Valencia, a finales de octubre, tras haber acumulado cuatro victorias. Vive el equipo malagueño de los ahorros acumulados a comienzos del ejercicio, pero el crédito se está mermando demasiado en este cruento tramo de temporada. Desde que se ganara al Bilbao el 3 de enero, el Unicaja ha perdido 10 partidos y ha ganado dos, a Murcia y Valladolid, furgón de cola de la competición. Es la realidad a día de hoy del equipo de Chus Mateo y por ello la visita del equipo valenciano cobra máxima trascendencia.

Es necesaria la victoria, en términos clasificatorios y psicológicos. El hábito de perder debilita y hace mermar la confianza y de ella anda escasa el Unicaja, que en cuanto las circunstancias se ponen adversas y la exigencia se eleva se descompone. Toca convivir con los problemas y limitaciones y enmascararlos, como se hizo con brillantez cuando el equipo ganaba. Como compitió en Valencia, cuando sólo dos minutos finales malos ensancharon un marcador (75-62) que fue muy ajustado durante el partido. El Unicaja saca tres victorias al equipo valenciano. Si se ganara por más de 13 se recuperaría el average y se extendería a cuatro el hueco, que sería ya casi inabordable para los taronja, habitual vara de medir mutua. Pero no está la situación para pedirle florituras a Mateo y sus hombres. Cualquiera en el vestuario cajista firmaría ganar por un punto.

El Valencia llega después de haber cambiado de entrenador hace unas semanas. Paco Olmos fue destituido después de no meter al equipo en la Copa del Rey y el recurso, tras rumorearse fuertemente el nombre de Aíto García Reneses, fue Velimir Perasovic, que ya ha dirigido a Caja San Fernando, Tau y Estudiantes. Desde 2008 no estaba en banquillos españoles tras dirigir a Cibona y Efes Pilsen. El legendario escolta de Split ha dirigido dos partidos en ACB, una victoria ante el Lagun Aro y una derrota en Zaragoza tras la transición de Chechu Mulero, que fuera técnico ayudante del Unicaja en la temporada 2003/04.

Equipo imprevisible el valenciano, que cuenta con jugadores de alto nivel, pero que hasta ahora no ha jugado rodado, no ha seguido la impulso fulgurante que dejó Svetislav Pesic, salvo el borrón final de los play off. Olmos no cuajó y tuvo que cambiar, como ya sucediera la temporada anterior con Manolo Husein.

El disminuido Unicaja, sin Abrines y con Freeland y Garbajosa sin apenas entrenar esta semana, no tiene tiempo de lamentos y penas, le toca apretar y sacar adelante un partido en el que mejor no pensar en las consecuencias de una derrota. Es también el reencuentro con la afición tras un paréntesis de cuatro partidos y tres semanas jugando lejos del Carpena. El 5 de febrero, aquella doliente derrota ante el Blusens, fue la última vez que el Unicaja compareció ante su hinchada. Aunque sí hubo medio millar de malagueños en el Sant Jordi que quizá se arrepintieron vista la actuación del equipo. Un paso adelante colectivo, no queda otra. Como sucedía cuando el Unicaja perdió su primera partido de la temporada en España en Valencia. Entonces fue una anécdota. Hoy sería un golpe durísimo.