Kameni ha detenido los dos penaltis que le han lanzado esta temporada. Uno a Parejo, aunque el valencianista aprovechó el rechazo para marcar, y el otro a Cavaleiro el pasado sábado. Son los dos primeros que ha parado como malaguista. En el Espanyol dio buena cuenta de sus habilidades en los once metros. Cuentan desde allí que en los entrenamientos frustraba a más de un jugador cuando los ensayaban. O que el propio Samuel Eto'o estaba harto de sus habilidades. Porque le hizo perder más de una apuesta ante sus compañeros mientras se ejercitaban con la selección de Camerún.

Existe, incluso, una leyenda que relata que el delantero africano lo retó a diez lanzamientos y que, delante de todos sus compañeros, aseguró que marcaría al menos 8; pero finalmente Kameni le repelería siete de ellos. Independientemente de ello, especialistas desde el punto de penalti como Ronaldo, el brasileño, y o Julio Baptista sucumbieron ante sus buenas artes. De hecho, Kameni reúne las mejores condiciones para salir airoso de estos trances: posee muchos reflejos, mantiene un buen nivel de concentración y tiene detrás de él un completo servicio estadístico de los jugadores que suelen tirar las penas máximas en sus equipos. Por eso a Cavaleiro lo tenía estudiado, como él mismo confesó al término del encuentro en Riazor. Si un día a la semana toda la plantilla se dispone a afrontar la sesión de vídeo para estudiar las acciones de estrategia del contrincante y algunas situaciones de juego, los guardametas reciben información de cómo suelen desenvolverse los tiradores desde los once metros. La detención del penalti del delantero deportivista lo dejó claro, ya que Kameni tiró de los exámenes estudiados para hacerlos buenos.

Aunque la parada también vio a evidenciar el gran momento de confianza en el que se encuentra el camerunés. Estaba dando buenas sensaciones en la temporada, aunque le faltaba un gran partido. Si contra el Real Madrid estuvo sobresaliente, ante el Deportivo redondeó su gran actuación con intervenciones que permitieron sumar los tres puntos, que es el estado ideal que desean todos los porteros acerca de sus actuaciones.