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El miedo a la hermandad ortodoxa

  • Cuentas El Unicaja pasaría a cuartos si gana sus dos partidos en casa y el Panathinaikos vence en Belgrado

Técnicos y jugadores suelen renegar, al menos públicamente, de las cuentas de la lechera. Apelan al tópico de que el partido siguiente es el más importante y que, si no se gana ése, nada vale a continuación. Pero siempre, aunque sea con el rabillo del ojo, hay cierto grado de visión hacia el futuro, en el calendario. Al final de la primera vuelta del vertiginoso Top 16, la situación del Unicaja no es sencilla pero tampoco dramática. Ha encadenado dos derrotas ante Panathinaikos y Partizan que han solapado el brillante triunfo en Roma en la jornada inicial.

De ahí en adelante, al Unicaja le depara la hoja de ruta continental sendos partidos en el Carpena ante el Partizan y el Lottomatica. Será en dos semanas. Parece lejano porque por medio está la Copa del Rey. Así que desde hoy hasta el día en que se gane la Copa o se quede eliminado, del 20 al 22 de febrero, se aparca la Euroliga. Pero antes hay tiempo para elucubrar y saber qué viene por delante.

La previsible y rotunda victoria del Panathinaikos sobre el Lottomatica ayer deja a los romanos en una situación límite. Una derrota más, puede ser la próxima semana con la visita de los pupilos de Obradovic a la ciudad eterna, les dejaría prácticamente eliminados.

Así las cosas, el duelo se presume entre el Partizan y el Unicaja. Si todo sigue su curso normal, al cuadro malagueño le bastaría ganar sus dos próximos partidos para acceder a los cuartos de final. El del Partizan por dos puntos o más y el del Lottomatica por el hueco que sea. Con ello alcanzaría las tres victorias y bastaría que el Panathinaikos siguiera en su línea de inabordabilidad de la primera vuelta y venciera en la quinta jornada en el Pionir para sellar el pase.

Pero hay en el Unicaja quien teme ese partido, a la tradicional hermandad ortodoxa entre serbios y griegos, al vínculo especial entre Obradovic y el Partizan. Allí jugó y allí entrenó al equipo que en 1992 fue campeón de Europa. Al trasiego de jugadores (Pekovic y Kecman fueron en la última temporada a Atenas, Milenko Tepic es ahora codiciado por el gigante ateniense para la próxima temporada) entre los dos equipos, a la sospechosa victoria por 13 puntos (80-93) hace dos temporadas del Partizan en el OAKA que permitió a los de Belgrado acceder a la segunda fase.

La ventaja es que en ningún caso el Panathinaikos viajará a la capital serbia con el primer puesto del grupo garantizado. Le podría bastar, eso sí, perder por menos de los 18 puntos de los que ganó el equipo verde en la primera jornada. En medio subyace, para ser bien pensados, que el Partizan eliminó la temporada pasada al PAO en el último partido del Top 16. Y que habrá ganas de revancha.

En cualquier caso, en el Unicaja escoció el arbitraje sufrido en el Pionir. Fastidió la técnica a Archibald, la permisividad con la presencia de Vranes en la zona, la falta señalada a Haislip a falta de 4,7 segundos... Y, claro, el tapón ilegal de Vranes a Cook. En la pista no hubo sensación de robo. Apenas el base norteamericano y Berni reaccionaron para reclamar que la bola estaba en trayectoria descendente. El visionado del vídeo ya en el aeropuerto o en el avión, la certeza de que Cook lanzó a tiempo y de que Vranes atrapó el balón de manera incorrecta, elevaron la indignación. El Unicaja no hará ninguna protesta formal por el arbitraje, puesto que una decisión de los colegiados, sin problemas con el cronómetro de por medio, es invariable. Otra cosa será entre bambalinas.

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