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Más nombres, misma lucha

  • Alcaraz encontró en Iturra la pieza clave para equilibrar un equipo en el que la faceta goleadora va por rachas Potencial arriba y escasez atrás

El verano dejó la sensación de que el Granada podría pelear por otras cosas esta temporada. Nombres importantes se unían al proyecto de Quique Pina en territorio nazarí, bajo el mando de un Lucas Alcaraz que salvó la papeleta de la permanencia y se ganó la confianza de sus superiores para dirigir esta nueva campaña. A lo largo de la misma se ha visto un conjunto rojiblanco irregular, con más luces que sombras y que ha terminado peleando por la salvación un año más. Que no es poco si se echa la vista un poco atrás.

Brahimi sigue siendo el futbolista más imaginativo del equipo. Desborda como pocos y genera mucho del peligro granadino. Este curso sí le está acompañando el olfato de El Arabi, que mejora sus cifras goleadoras y añade mordiente a un equipo con Riki, Piti de magníficos extras. En la medular, la llegada de Iturra ofreció la posibilidad de liberar atacantes. Fran Rico y Recio, que no estará hoy por contrato, son los encargados de manejar la brújula, que casi siempre apunta hacia Brahimi.

Pero los problemas llegan atrás. Pese a la irrupción de Murillo, la zaga rojiblanca sigue sin ofrecer seguridad y eso les ha costado demasiados puntos este año. A cambio, Roberto se ha erigido como uno de los porteros del campeonato y ha mantenido el fuerte con garantías.

sin balón

Iturra suele liderar la presión en campo propio. El trivote de la medular cierra sus pinzas para obligar al rival a entrar por las bandas, donde las ayudas hacen su función. El robo y la salida no siempre ejercen el fruto deseado y les ha costado más de un gol en contra.

con balón

El desequilibrio de Brahimi o el disparo lejano de Piti y Fran Rico obligan al rival a centrar sus miradas lejos de El Arabi, la gran amenaza en el área. Eso sí, la efectividad no es su fuerte.

lo mejor

Su capacidad ofensiva les permite acumular un importante serial de ocasiones.

lo peor

La fragilidad defensiva del equipo y la escasa efectividad en comparación a la cantidad de ocasiones que suelen generar en ataque los granadinos.

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