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De penalti y con el tiempo ya cumplido

  • Hungría iguala a España merced a un lanzamiento final de siete metros · El ataque estático, tara del equipo de Rivera

Un gol de penalti del húngaro Csaszar con el tiempo cumplido condenó a la selección a un empate (24-24) que obligará a jugarse ante Rusia en la última jornada su clasificación a la segunda ronda, en un encuentro en el que España pagó sus numerosos problemas en ataque, carente de todo tipo de lanzamiento exterior.

El empate deja casi en nada la brillante victoria cosechada ante Francia, y sobre todo, el magnífico partido de José Manuel Sierra, que evidenció que se encuentra al mismo nivel que los mejores porteros del panorama internacional. Como demostró el guardameta del Valladolid en un deslumbrante arranque, deteniendo los siete primeros lanzamientos del equipo magiar.

Una impresionante estadística que, sin embargo, España no aprovechó para asestar un golpe definitivo al partido, lastrada, extrañamente, por una debilidad defensiva que dejaba todo en manos de la inspiración de Sierra.

El profundísimo 5-1 con el que Rivera intentó dificultar al máximo los movimientos del central Csaszar careció de la solidez necesaria para frenar a una Hungría impulsada por sus numerosa afición. Problemas defensivos que no tardaron en trasladarse al ataque, donde el conjunto español sufrió lo indecible cada vez que no pudo conectar con el pivote Aguinagalde, que forzó tres penaltis y una exclusión en los primeros diez minutos. Así, del 5-2 a favor se pasó a un inquietante 8-9 para los magiares, liderados por un Tamas Mocsai espectacular.

Desventaja que obligó a Rivera a cambiar de planes y apostar por la exitosa defensa 6-0 que tan buenos resultados le dio ante Francia, en un intento de revertir una situación que se complicaba por momentos. Máxime cuando, cómo no, con un nuevo gol de Mocsai la selección húngara se situó con una ventaja de dos goles (10-12), que Cañellas, el español más inspirado cara al gol, redujo al descanso al 11-12.

El tiempo de receso no resolvió los problemas ofensivos. España cerró la primera parte sin ningún gol desde los nueve metros y vio cómo los magiares cerraban cada vez más y más la posibilidad de jugar con Aguinagalde. La defensa permitió algún que otro contragolpe con el que aliviar el suplicio en el ataque estático.

Así, enganchado a su defensa y a un gran Sierra, la selección logró mantener igualado el duelo (19-19) hasta llegar a los últimos diez minutos, en los que España encontró, por fin, la fórmula para resolver sus problemas defensivos. Con Sarmiento en el centro y Maqueda y Alberto Entrerríos en los laterales, dispuso del lanzamiento a distancia que tanto le había faltado. Dos goles de Alberto Entrerríos y otro de Sarmiento permitieron a España alcanzar una esperanzadora renta de dos goles (23-21), que ni Sierra ni la segura defensa pudieron evitar dilapidar. Y eso que España entro en el último minuto con un gol de ventaja (24-23) y posesión, pero el larguísimo ataque, que intentó resolver con Roberto García, no encontró premio al pitar penalti los árbitros alemanes.

Sí sancionaron con lanzamiento de siete metros la acción magiar, muy protestada por los españoles. Csaszar no desaprovechó el penalti para empatar.

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