Tronó Ciudad Jardín como en sus mejores veladas, demostrando ese componente para aupar a los equipos malagueños. En el vetusto pabellón se labró un nombre el Unicaja y también lo hizo el Rincón Fertilidad, que obró un partido histórico. En fondo y en forma, el choque quedará en la retina por mucho tiempo.

El bonito suelo verde ya había visto la hazaña del Mavi Nuevas Tecnologías de Gijón o la remontada del Bera Bera, pero el plato fuerte esperaba al último turno. Sobre el papel y por lo que se vio en la pista, la eliminatoria más atractiva. En el 40x20 y en las gradas. Esperaba ansiosa Málaga la llegada de la Copa de la Reina y respondió, quizá en número hoy haya un ligero aumento, cuando las de Diego Carrasco necesitaron un empuje. Unos metros a la izquierda avisaba desde la antesala del choque la ruidosa afición del Guardés, desde un pueblo gallego enamorado de este deporte. Asustaron en la previa, aunque el Rincón les bajó los decibelios con minutos majestuosos de balonmano.

El equipo malagueño se hermanó con la afición con el regusto dulce de un triunfo para el recuerdo, con Diego Carrasco como líder en la celebración. Al más estilo irlandés formaron un binomio infranqueable.

Algo menos de una hora después Ciudad Jardín recuperó el silencio, solo interrumpido por algunos operarios que limpiaban una pista muy pegajosa. Se durmió el pabellón tras ser el trampolín de las malagueñas, que hoy volverán a requerir de su embrujo para obrar el más difícil, su primera final.