Se espera como agua de mayo en el seno del Unicaja la vuelta de Stefan Markovic. Quizá de manera injusta se espera que el serbio saque una varita y recoloque a todo el equipo. Es bueno el serbio, pero no para hacer milagros. Aun así, aún le quedan algunas semanas, hace poco que ha empezado a correr tras la fractura de peronés que padeció en el Príncipe Felipe de Zaragoza.

Markovic se lesionó el 20 de diciembre. En aquel momento el Unicaja había completado una notable primera fase de Euroliga y estaba con balance igualado en ACB. En 22 partidos oficiales, 13 victorias y nueve derrotas con Markovic al timón. La inadaptación de Nedovic a la posición de base a tiempo completo le hizo más indispensable de lo que se preveía. Si bien su ausencia ha propiciado que Alberto Díaz saque la cabeza, también ha costado muchas derrotas. 7-11 es el balance sin él si se descuenta en el encuentro fatídico en Zaragoza.

Ahondando más en la importancia de Markovic, con él el Unicaja ha anotado 77.1 puntos por encuentro, cerca de los números de temporadas anteriores. Sin él, la bajada es importante en la canasta rival. Se cae hasta 72.8 puntos con la ausencia del de Belgrado. Aunque no sea precisamente un anotador compulsivo (5.2 puntos por encuentro), sí se echan de menos sus cuatro asistencias por partido y su clarividencia para ordenar ofensivamente a un equipo que se ha revelado que no anda sobrado de inteligencia baloncestística. Aunque no es tan acusada la diferencia, Markovic también suele imponer un ritmo defensivo de muy buen nivel. El equipo recibe un punto más por partido (74.1 por 75.1 ahora) sin él en la pista. Datos que abundan en la importancia de Markovic, que en la confección originaria de la plantilla pasó de segundo a primer base tras la marcha de Jayson Granger gracias a su buen hacer en su temporada de estreno. Estos días tendrá la oportunidad de hablar con Sasha Djordjevic, su seleccionador con Serbia, que le tiene en alta estima y para el que deberá conseguir su plaza en los Juegos en el Preolímpico.