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El reinado del Ciudad Real

  • Los manchegos suman otro título al liquidar al Valladolid tras el descanso

El Renovalia Ciudad Real venció al Cuatro Rayas Valladolid (22-31) y se proclamó por tercera vez en su historia campeón de la Copa del Rey de balonmano, recuperando un título que no lograba desde 2008.

El equipo dirigido por Talant Dujshebaev rompe de esta manera la hegemonía del Barcelona, campeón en los últimos dos años, y suma un nuevo trofeo esta temporada, en la que ya lucen en sus vitrinas la Supercopa y la Copa Asobal. El conjunto manchego se impuso a un voluntarioso Valladolid, que sólo aguantó una parte el ritmo ciudadrealeño.

Los primeros instantes fueron de claro dominio pucelano. Espoleados por el numeroso público desplazado para animar a su equipo, los de Juan Carlos Pastor mandaron en los primeros minutos. Sierra en la portería y sobre todo Gurbindo, casi infalible en ataque, les concedían ventaja.

El Ciudad Real tardó casi siete minutos y medio en abrir su marcador. Fue Kallman el encargado de ello. A partir de ahí, el partido se igualó. Poco a poco, gracias a la mayor participación de Lazarov y Abalo, el Ciudad Real consiguió recuperarse y ponerse por delante justo antes del descanso.

Antes, el intercambio de goles, con Gurbindo como protagonista (7 goles al descanso) no permitió que ninguno de los dos conjuntos se fuera con ventaja a los vestuarios. Pero en la reanudación, la película cambio por completo.

Todo lo que no había corrido el Ciudad Real en la primera mitad, lo hizo en la segunda. El Valladolid no pudo aguantar el ritmo de su rival, que cada vez encontraba lanzamientos más fáciles. Pastor solicitó un tiempo muerto con tres goles abajo (15-18) al inicio del segundo periodo, pero no sirvió para parar el ataque del Renovalia.

Los últimos 15 minutos de partido fueron un carrusel de contraataques del Ciudad Real. Luc Abalo los lanzaba e Isaías Guardiola y Jonas Kallman, muy acertados de cara a portería, superaban una y otra vez a José Manuel Sierra.

El Cuatro Rayas Valladolid, aunque no bajó los brazos en ningún momento del choque, se vio impotente ante un rival muy superior que no le dio ninguna opción y que acabó venciendo con bastante claridad (22-31).

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