En Los Guindos hay muchas esperanzas puestas en jóvenes como Alberto Díaz, Domantas Sabonis o Francisco Alonso. Tienen talento para llegar a ser dentro de unos años jugadores del primer equipo, pero no basta con talento. Las expectativas hay que confirmarlas y existen numerosos factores que influyen en la consagración o no de este tipo de jugadores. En el Unicaja saben que no es fácil. Hay varios ejemplos en los últimos años que lo corroboran. El último de ellos, Rafa Freire.

El base brasileño ya no pertenece al Unicaja. Le quedaban tres años de contrato, con unas cantidades inasumibles por el club, y la intención era rescindir ese acuerdo y negociar uno nuevo con una ficha mucho más baja. No estaba muy claro su futuro en el club. Se barajó la opción de volver a cederle a un equipo ACB e incluso se llegó a pensar en él como segundo base cuando aún prevalecía la idea de tener un director de juego con un rol muy secundario junto al titular. Repesa llegó a ver varios vídeos suyos. Pero finalmente se desechó la idea y se optó por buscar dos bases que se repartiesen los minutos (Williams y Calloway). Con este panorama, club y jugador han decidido separar sus caminos. Freire no tiene hueco en el primer equipo y tampoco se quiere prolongar su etapa como cedido. El brasileño es, por lo tanto, libre para firmar con quien quiera. Termina así una relación que comenzó en 2007 y que prometía acabar con el jugador consagrado en el primer equipo. Aíto García Reneses le hizo debutar en la ACB el 6 de diciembre de 2009, convirtiéndose en el tercer jugador más joven en debutar en la historia del Unicaja, tras Servera y Ermolinski, pero no tuvo continuidad. Su ejemplo vale para los que vienen por detrás.