Dos derrotas consecutivas enfrentadas a un hábito triunfal habían sembrado dudas en las inmediaciones de San Ignacio. Ayer tarde, cuando Málaga lloraba el Entierro de la Sardina, El Palo entonó su cántico de resurrección, defendió sobre el albero y con ahínco la segunda plaza del Grupo IX, goleó al Huétor Tájar (3-0) y volvió a regalarle a su hinchada una interpretación sublime del fútbol de pizarra.

Como ocurriera frente al Ciudad de Vícar, los capitalinos imprimieron un ritmo vertiginoso en el comienzo del encuentro y a los seis minutos ya mandaban 2-0 en el marcador, gracias a los goles de Nacho y Basti. El primero aprovechó un hueco en la defensa granadina para superar a Cañi con un cabezazo preciso. Acto seguido, con el Huétor Tájar todavía noqueado, Nano ganó la línea de fondo, sirvió al corazón de área y Basti, que había llegado al remate como una exhalación, apuntaló el triunfo paleño con un golpeo potente.

La ventaja al descanso pudo ser escandalosa, pero los de Pepe Sánchez no estuvieron acertados. La segunda mitad fue menos brillante. El Palo, sin pasar apuros, aguardó atrás y buscó la sentencia al contragolpe. Basti se retiró con molestias y el poderío ofensivo local mermó considerablemente. Y cuando el 2-0 parecía definitivo, Alvarito mató el choque con un zapatazo a la escuadra.