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Un torniquete a tiempo

  • Otra cara El Sevilla de Antonio Álvarez calma las aguas con una goleada y una buena imagen que le sirve para arrancar la Liga en positivo Sistema Abandonando el 4-4-2, los blancos arrollaron a un débil Levante

Corría el proyecto riesgo de desangrarse con todo lo que había pasado en agosto, cosas muy graves algunas, pero en el momento oportuno el Sevilla demostró que quiere seguir haciendo cosas y paró la hemorragia con un partido redondo y cómodo cuando más dudas había en el modelo y -también porque estas cosas son así- con la capacidad de su entrenador, un Antonio Álvarez que puede respirar gracias a una goleada ante un equipo muy endeble, es cierto, pero que pudo habérsele subido a las barbas de haber flaqueado la cabeza de los blancos.

El torniquete, por tanto, ha llegado a tiempo. Empezar la Liga con tres puntos fuera de casa, aunque sea un recién ascendido, da para mucho, para pararse a pensar y para relajarse tras lo mucho y frenéticamente vivido en el mes de agosto, de infausto recuerdo para un sevillismo que afrontaba la cita en el Ciudad de Valencia bastante inquieto.

Y es que hasta asustaba ya el entrenador cuando aún no había salido a calentar el Sevilla con una alineación que, cuando menos, hacía al aficionado arrugar el entrecejo. Empezar la Liga sin Kanoute ni Luis Fabiano con dos semanas de descanso por delante y con la que estaba cayendo era, desde luego, ser muy valiente. Sonaba a escandaloso, aunque, bien pensado, el modelo estaba pidiendo a gritos un paréntesis en el 4-4-2. Otra cosa es que la pareja de goleadores más importante de la historia estuviera, íntegra, calentando banquillo, aunque es cierto que el brasileño era duda con unas molestias a principios de semana y había forzado para jugar el martes. Aunque también lo es que Álvarez había desplazado a 18 jugadores, no 19. El caso es que Negredo se encontraba como a él le gustaba en el Almería, como único delantero titular, solo y con campo por delante. A la vez, el equipo tenía las líneas más juntas con la presencia de Cigarini y Renato repartiéndose los metros.

Así funcionó mejor el Sevilla. La ocupación de los espacios estaba más equilibrada y ello, unido a la debilidad del Levante, permitía a los blancos llevar el control del partido, aunque éste aún le depararía un susto a las primeras de cambio con un penalti de Cigarini por sacar el codo dentro del área que ponía a prueba la consistencia anímica del grupo después de una semana como la que se pasó en Nervión.

Pero el Sevilla tuvo la suerte de empatar de inmediato y ello le ayudó a no descomponerse, a seguir su camino tal y como lo había trazado y a esperar a que la calidad futbolística se impusiera. Porque la diferencia en este aspecto es mucha entre el Sevilla y el Levante y como además el cuadro granota no era un equipo que precisamente asfixiara a su rival en la presión no cabía más que esperarse que los blancos tuvieran la mente limpia para marcar las diferencias. Y en esa nueva disposición táctica el Sevilla jugaba cómodo. A Fazio parecía que le habían dado la vuelta como a un calcetín. Mandaba, tranquilizaba y hasta salía con la pelota. El argentino, discutido en ese puesto de central que tantos sinsabores le ha dado por su pasmo en los movimientos cortos, transmitía calma al resto de las líneas y hacía que los pistones de la máquina se movieran con suavidad para ir arrollando poco a poco al Levante. Por delante, Zokora, Cigarini y Renato, como interiores, unían lo que estaba desunido con el 4-4-2 y permitían a las rapidísimas bandas desbordar cuando querían, encontrar a Negredo en los apoyos y, poco a poco, decirle al Levante lo que los jugadores del Sevilla fueron incapaces de hacerles entender a los del Braga, que eran inferiores y que iban a perder.

Las cosas salían, pues, como se habían trabajado en pretemporada. Los conceptos, los movimientos... tal y como se habían ensayado en Costa Ballena y como Antonio Álvarez tiene pensado que juegue este Sevilla. Lo de atrás es pasado y así deberían pensar los protagonistas porque parecían otros totalmente distintos a los que el sevillismo vio en Barcelona y en los dos partidos de la previa de Champions. Y los goles caían para tranquilidad de una afición que había sufrido bastante. Perotti y Jesús Navas con dos acciones ya habían sido claves para que el Sevilla le diera la vuelta al marcador y para que la segunda parte se convirtiera en una noche muy plácida sólo importunada por dos o tres decisiones de Pérez Lasa.

Ni el actual cuerpo técnico, discutido hasta hace nada, hubiera dibujado mejor el arranque liguero. Ahora quedan dos semanas para relajarse y pensar.

Árbitro: Pérez Lasa l (vasco). Señaló estúpidamente una cesión a Palop en un pase de Fazio de cabeza y se pasó con alguna amarilla.

Tarjetas: Amarillas Cigarini (9'), Cerra (56'), Fazio (59'), Konko (70'), Dabo (75'), Ballesteros (87') y Rafa Jordá (91').

Goles 1-0 (10') Rubén, de penalti. Cigarini no puede esconder la mano en el área ante el saque de una falta y Palop no llega a la ejecución. 1-1 (12') Konko. Disparo lejano de Navas al poste que recoge el francés y convierte en gol. 1-2 (27') Negredo, de penalti. El vallecano engaña a Munúa batiéndolo por su izquierda tras el derribo de Cerra a Perotti. 1-3 (62') Konko. El francés culmina una bonita jugada en la que partiparon Cigarini, Negredo dejándola pasar y Renato en el pase. 1-4 (87') Renato. Jugada ensayada con centro de José Carlos y cabezazo del brasileño, solo.

Incidencias: Partido de la primera jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio Ciudad de Valencia ante 10.241 espectadores. El Levante le entregó a Jesús Navas una placa por haberse proclamado campeón del mundo. Minuto de silencio por el fallecimiento de las madres del director deportivo y un consejero del Levante.

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