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Una victoria con solvencia

  • El Real Madrid se coloca tercero tras remontar el gol inicial del Leganés

El madridista Marco Asensio conduce la pelota entre Diego Rico y Gabriel.

El madridista Marco Asensio conduce la pelota entre Diego Rico y Gabriel. / juanjo martín / efe

El Real Madrid se aupó al tercer puesto de la clasificación liguera tras imponerse al Leganés (1-3) en un duelo en el que dejó destellos en la primera parte, pero careció de inspiración en la segunda.

Comenzó el enfrentamiento con los blancos dominando la posesión, pero el acierto lo puso el Leganés, al que le valió con un lanzamiento de esquina aislado en los instantes iniciales. En la jugada se le aparecieron al Madrid los fantasmas del pasado, la misma película de terror con idénticos protagonistas que supuso el tanto con el que perdieron en el Bernabéu.

Recuperamos el tercer puesto y la idea es seguir para recuperar el segundo y hasta el final"

Ejecutó Eraso y asomó de nuevo imponente la cabeza de Gabriel. Esta vez, en cambio, no remató el brasileño a puerta, sino que peinó en el primer palo. Y de entre todos los que pudieron tocar ese balón le llegó el protagonismo a Unai Bustinza, un héroe improbable.

La tocó primero el central con el pie obligando a Casilla a exhibir reflejos y posteriormente se lanzó en plancha jugándose el físico para desviar el despeje de Theo hacia la red. Una diana de pundonor, hasta la fecha su única en la máxima categoría.

No descompuso el revés a los visitantes, que siguieron apostando por la combinación. Y tardaron poco en obtener recompensa. La jugada del empate nació en un despeje forzado de Siovas que capturó Benzema cerca del borde del área. Se acercó Kovacic a recibir del galo y metió un pase entre líneas al interior del área que desvió lo justo Casemiro rumbo hacia Lucas Vázquez. Controló el gallego y, sin apenas oposición, cruzó con acierto a la base del palo.

Apaciguada la tensión le llegó el turno a Marco Asensio con varios minutos en los que desmontó a la zaga del anfitrión. Primero, armando una contra que no tuvo consecuencias; luego, firmando una excelente acción individual que no acabó en gol gracias a la intervención de Cuéllar, y, finalmente, dejando por el camino a Siovas con un cambio de ritmo por el costado que no supo culminar.

Ese talento en los metros decisivos, el suyo y el del colectivo, hizo claudicar a los blanquiazules. Otra muestra, el segundo tanto. Entre Benzema, Casemiro y Lucas desconcertaron a la defensa con una impecable coreografía al primer toque. Finiquitó el brasileño y asistió, de nuevo decisivo, el español. Una aportación más con la que opositar a la titularidad en el decisivo duelo en París.

Del paso por vestuarios retornaron los locales con dos caras nuevas, las de Mantovani y Rubén Pérez en detrimento de Siovas y Gumbau. Empezaron además a encontrar espacios en profundidad. Como consecuencia de ello aumentaron los acercamientos, que no el peligro, hasta que Beauvue acarició la diana con un impacto en el primer palo que sacó Casilla cuando se cantaba el gol.

Ayudó a ello el bajón de rendimiento de los madridistas, mucho menos cómodos con el esférico en los pies e incapaces de encontrar soluciones arriba. Con el objetivo de darle una marcha más al equipo, miro el técnico al banquillo y encontró a Bale.

No mejoró el panorama con el galés, pero no le dio el físico para más al Leganés y el encuentro se fue diluyendo en beneficio del equipo blanco, que puso el broche al transformar Sergio Ramos un penalti de Gabriel sobre Kovacic.

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