Deportes

La vida esférica de Pedro Fernández

¿Se acuerdan ustedes de Pedro Fernández? Sí, el jugador que fue moldeándose en la cantera del Caja San Fernando, llegó al primer equipo y luego continuó su carrera en la ACB. Pues bien, desde hace unos años, quien fuera promesa del club sevillano se dedica al golf. Su tempranero adiós con 30 castañas a causa de una lesión de espalda le abrió por casualidad una nueva vía en el deporte, no como jugador, sino como gestor y organizador de eventos gracias, como recalca el cartagenero (18-04-78), al apoyo de Miguel Ángel Jiménez.

Pedrito, como era conocido de crío, recuerda sus inicios: "Vimos en el Marca unas pruebas del Real Madrid y mi padre, más blanco que el palo de la bandera, dijo que probáramos, aunque me gustaba mucho el baloncesto. Allí no daban aún becas y me recomendaron que hablara con el Caja y con 14 añitos me pillaron. Estuve ocho temporadas en Sevilla". Después llegaron Gran Canaria, Fuenlabrada, Lugo, Bilbao y Murcia. "Terminé pronto, pero con más de 200 partidos en la ACB. Eso sí, no me habría gustado retirarme por lesión; de hecho, tenía dos años más en Murcia. El sueño que se me quedó por cumplir fue que mi hijo me hubiera visto jugar; ahora bien, todavía no soy padre", afirma trochándose de risa.

Sobre las anécdotas pertinentes, echa mano de una que le vino de perlas: "Aquellos primeros años con Imbroda ganábamos todo. Al principio, un viernes por la tarde, la mujer de André Turner vino al entrenamiento con la típica tarta gigante de manzana, sandwiches, alitas de pollo. Jugábamos con un grande, no recuerdo cuál, y le dimos un repaso. La señora pensó que había dado suerte su festín y cada viernes llevaba la merienda. Esa temporada perdimos la final de la Copa contra el Baskonia y jugamos la de Liga frente al Barcelona. Desde luego, para un joven como yo era cojonudo porque no tenía que hacerme la cena en casa".

Una vez que arranca, el ex ala-pívot cajista, quien aún mantiene el contacto y una estrecha amistad con Salva Díez y José Luis Maluenda (ex Pamesa), no para: "Benito Doblado y yo vivimos juntos y cuando se compró el piso al primero que invitó a comer fue a mí. Pensó que como soy murciano me prepararían pimientos. Los odio. Su pobre mujer cocinando todo el día y yo, con dos cojones, me puse con una botella de agua al lado a comer como un loco, diciéndoles que nunca los había probado tan buenos. Al tiempo se lo confesé".

Apenas sigue ya el baloncesto -"la Copa y poco más"-, pero torneos de golf se traga todos los que puede. ¿Cómo llega a este mundillo un tío de 2,07 metros? "De rebote. Después de operarme de la espalda me dijeron que no podía practicar ningún deporte, que me olvidara del baloncesto, correr, saltar. Pero andar sí podía. Un amigo me invitó a un torneo de golf, estuve dando paseos y me gustó lo que vi. Empecé a dar clases y me enganchó muchísimo. Y eso que creía que este deporte no era para mí, sino para personas mayores".

Poco a poco se fue introduciendo en el ambiente y resultó vital la figura de Miguel Ángel Jiménez: "Hice amistad con él a través de María Acacia López-Bachiller, jefa de prensa del European Tour. Entablamos una relación muy buena. Me invitó al Masters de Augusta y conocí a mucha gente del golf. A la vuelta de allí, mi club (Alto Real) me ofreció la dirección deportiva y fue mi primer coqueteo. Estuve un año y medio allí hasta que Jiménez me ofreció trabajar con él".

Admite Fernández que conocer al malagueño "me cambió la vida en el mundo del golf porque casi todo lo que he conseguido en esto es gracias a él. He visto cosas acojonantes como el Masters, la Ryder de 2012, el Open Británico, cosas escandalosas... Ahora soy el director del circuito Miguel Ángel Jiménez, de ámbito nacional y dedicado a niños entre 7 y 17 años. Llevamos varias temporadas. Este fin de semana tenemos un torneo en Madrid donde metemos a 190 niños. Hay patrocinadores grandes y el reto es hacerlo continental, incluso una especie de Ryder de los niños".

De sus andanzas en Augusta, donde le llevó la bolsa de palos a Jiménez, seguramente se trajo un récord. "Fue en 2010 y se me acercó un árbitro, que allí son emblemáticos y éste lo menos tenía 80 años, y me soltó: Oye, hay que mirar en un libro que tenemos aquí de curiosidades si eres el caddie más alto de la historia porque no he visto nada igual. Como buen español, intenté mangar el clásico mono blanco de los caddies en el Masters pero fue imposible. Por cierto, los dos primeros que me probé me quedaban enormes...".

Le picó tanto el gusanillo que se planteó hacerse jugador profesional: "Me dio muy fuerte y al principio bajé el hándicap muy rápido y creía que habría sido chulo ser el primer deportista de élite de España en ser profesional de un deporte y luego de otro. Pero me di cuenta luego de lo difícil que es esto. Llegas a un punto y no bajas más porque hay que tener un talento natural y entrenar mucho, aunque me habría encantado". Hay un runrún sobre que Rafa Nadal puede intentarlo cuando cuelgue la raqueta: "Es como Michael Jordan, pueden hacer cualquier cosa que se planteen por talento y por coco privilegiado. A Nadal lo he visto jugar al golf y es un escándalo. No me quiero ni imaginar si jugara tres o cuatro veces a la semana. De él me lo espero todo, como si se pasara al fútbol".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios