El Waterpolo Málaga cayó en tierras catalanas este fin de semana ante el CN Rubí, uno de los colosos de la Liga de Primera Nacional, que se coloca líder momentáneamente y que siempre se ha codeado en la parte alta de la clasificación. 15-14, un rival de los más difíciles de la categoría, todo un partidazo y con el hándicap de contar con tres bajas importantes, únicamente nueve jugadores en la expedición y dos de banquillo. Sito, Nahuel y Samu se quedaron en casa por cuestiones laborales.
Los catalanes tomaron la iniciativa, aprovechando mejor las superioridades y siendo más eficaces en las inferioridades (cuatro en el primer cuarto), llevándose el primer parcial y ahogando a los malagueños en defensa. 2-1 y dos goles seguidos del local Carrasco al inicio del segundo hacían más cuesta arriba la empresa. Ahí empezó el recital goleador de Petre Dumitru y Miquel Moyano, que añadieron ese plus para quedar al descanso a una distancia razonable (8-5).
Con la dinámica de Moyano, Juanlu Aróstegui y Simón Cisneros se unió a la eficacia goleadora en rápidos ataques, con tres goles en apenas 50 segundos que otorgaban más emoción al partido; daban buena cuenta de lo enorme que lo están haciendo los malagueños y pusieron contra las cuerdas al poderoso Rubí.
Así siguió el último periodo, con una remontada que parecía una auténtica ascensión a un duro pico y los malagueños combinaron mejor la transición defensa-ataque para arribar a un 14-14 espectacular y que arrancó muchos aplausos en la grada. A punto de alcanzar la cima, se notó el cansancio y las bajas, con un final cruel que fijó el 15-14 a falta de 37 segundos.
Un enorme esfuerzo para quedarse en la orilla, pero también para seguir afirmando que esta temporada es diferente y que codearse con los grandes empieza a ser una costumbre para los malacitanos. La derrota en tierras catalanas entra dentro de las quinielas del conjunto andaluz, su imagen a pesar de las circunstancias le da moral de cara a las próximas fechas.
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