Opinión de directivos

El Barómetro de los Círculos alerta del escaso impulso reformista español

  • El estudio resalta que perduran tres grandes desequilibrios: deuda y déficit públicos y paro

El Barómetro de los Círculos alerta del escaso impulso reformista español El Barómetro de los Círculos alerta del escaso impulso reformista español

El Barómetro de los Círculos alerta del escaso impulso reformista español

España no ha aprovechado el lustro de recuperación económica para mantener el impulso reformista que sí tuvo para hacer el esfuerzo de salir de la Gran Recesión. Ésa es la principal conclusión que se extrae del Barómetro de los Círculos, un estudio denominado así porque está impulsado por el Círculo de Empresarios, el Círculo de Economía y el Círculo de Empresarios Vascos y que en Andalucía cuenta, desde esta edición, con la colaboración del Observatorio Económico de Andalucía.

De la mano de éste y en un acto celebrado en la tarde de ayer en la Cámara de Comercio, Miguel Iraburu, presidente del Grupo de Trabajo del Barómetro, presentó los principales resultados del trabajo, que se basa una encuesta entre 340 altos directivos y entrevistas a 21 CEO en las que se reflejan las prioridades y los reto de cara al futuro de España.

El Barómetro se centra en cinco aspectos esenciales de la actividad económica: el Dinamismo del Mercado, los Recursos Básicos (Infraestructuras Físicas, Educación e Innovación), los Mercados Laboral y Financiero, el Dinamismo Empresarial y la Contribución de las Administraciones Públicas.

En las cuatro ediciones que este trabajo se ha realizado –tiene una periodicidad anual- se ha puesto de manifiesto para los directivos consultados una falta de impulso reformista desde 2014 a 2018. Así queda de manifiesto en la evolución gráfica de los aspectos esenciales analizados, que salvo en el mercado financiero, muestra una trayectoria casi plana, según destacó Iraburu.

El trabajo del campo del Barómetro de los Círculo se hizo en abril, por lo que da una foto fija referida a la situación previa al cambio de Gobierno.

Entonces, los directivos valoraban el esfuerzo de transformación de España hecha en los últimos años, especialmente para salir de la crisis y recuperar el PIB previo a ésta, aunque no el empleo que había en 2007. Iraburu destacó que en primavera ya se atisbaban la desaparición de los vientos de cola que ahora se confirman: petróleo más caro, menos turismo y fin de la ventajosa financiación.

En ese contexto, las respuestas dadas en el Barómetro resaltan la necesidad de recuperar el impulso de las reformas estructurales.

Sobre todo porque “perduran tres grandes de desequilibrios”, destacó Iraburu.

El primero es una tasa de desempleo que todavía es del 15,3%, lo que supone todavía duplicar la media de la Eurozona.

En segundo lugar la “elefantiásica” deuda del sector público, que cerró 2017 en el 98,3% del PIB.

El tercer desequilibrio está en relación con el anterior: un déficit público que se mantuvo en el 3,1% en 2017, un 2,2% superior al de la Eurozona. Además, España se enfrenta, según el estudio, a importantes retos globales como el avance de la digitalización y las tecnologías disruptivas, el protagonismo socioeconómico de la región Asia-Pacífico o el envejecimiento de la población, que tiene como principal consecuencia su incidencia en la sostenibilidad del sistema de pensiones.

Plantea la necesidad de alcanzar pactos de Estado en Educación o Innovación

El estudio también incluye una revisión selectiva de los principales indicadores de competitividad elaborados por prestigiosas instituciones internacionales como el World Economic Forum (Global Competitiviness Report), IMD (World Competitiviness Yearbook), y Banco Mundial (Doing Business). También analiza el Social Progress Imperative (Social Progress Index).

Además, hace propuestas para enfrentar esas dificultades y retos que señala. Así propone pactos de Estado sobre Educación –impulsando la FP Dual– e Innovación, mayor colaboración público-privada en varios ámbitos, mejorar el tamaño de las empresas –eliminando trabas como los saltos de representación sindical–, buscar financiación no bancaria y redimensionar el sector público que es visto como fragmentado y poco eficiente.

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