Economía

EEUU se abre a negociar sobre aranceles casi un año después de su aplicación

  • El sector recibe con una mezcla de alivio y decepción que las tarifas sigan en el 25% 

  • La decisión de la OMC sobre las ayudas ilegales a Boeing puede acelerar la resolución del conflicto

Campo de olivares en la provincia de Jaén

Campo de olivares en la provincia de Jaén

El mantenimiento de los aranceles en el 25% a un centenar de productos españoles (entre ellos el aceite de oliva envasado y la aceituna de mesa, vinos, quesos y productos derivados del porcino) ha causado un cierto alivio en el sector –porque se esperaba una noticia peor– pero lo que predominaba ayer era la decepción. Había alguna esperanza de que EEUU diera un paso atrás tras el anuncio de Airbus de su renuncia a intereses preferentes con España y Francia en el contrato del A350, origen último del conflicto, pero no fue así. Washignton pide má claridad y detalles sobre ese gesto.

Al final, lo que queda es que los esfuerzos diplomáticos e incluso económicos de la Unión Europea y España han sido infructuosos, como afirma Rafael Picó, director general de Asoliva, la patronal de exportadores españoles de aceite de oliva. Picó cree, incluso, que, hasta ahora, en ningún momento EEUU y la UE se han sentado verdaderamente a negociar.

Puede, sin embargo, que la decisión de EEUU de dejarlo todo como está –salvo pequeños cambios que benefician a Grecia y Reino Unido y perjudican a Alemania y Francia– y no revisar al alza los aranceles sea precisamente el primer signo de que sí se va a avenir a negociar. Algo corroborado por las palabras del representante de Comercio Exterior de EEUU, Robert Lighthizer, quien en un comunicado señaló que comenzará “un nuevo proceso para alcanzar” una solución “duradera”.

Ese “nuevo proceso” lo van a abrazar como agua de mayo tanto la Unión Europea como el Gobierno de España. Bruselas, a pesar de sus anuncios repetidos de represalias (el último, del comisario de Comercio, Phil Hogan, es muy reacia a dar ese paso adelante, porque teme una guerra comercial con EEUU que acabe por dañar productos como el automóvil o el acero, mucho más importantes a nivel europeo que el aceite de oliva o la aceituna.

El Gobierno de España también está en esa línea de acordar y no enfadar más al gigante, como demuesta el comunicado conjunto lanzado ayer el Ministerio de Agrricultura y el de Industria, Comercio y Turismo. En él, se “confía en alcanzar un acuerdo que revierta la actual dinámica en las relaciones comerciales entre ambos países”. La titular de Comercio, Reyes Maroto, abunda en ello: “la Unión Europea y España están firmemente comprometidas con establecer negociaciones y son evidentes sus esfuerzos por alcanzar una solución a la larga disputa cruzada sobre comercio de grandes aeronaves civiles”.

Así pues, parece que es ahora cuando la negociación se va abrir de verdad y en ello tienen influencia varios factores. Por un lado, la Organización Mundial del Comercio (OMC) dirá a finales de septiembre cuál es la cantidad con la que EEUU ha ayudado ilegalmente a Boeing, igual que hizo en octubre de 2019 con los subsidios europeos a Airbus (7.500 millones de euros). También autorizará a Bruselas a aplicar tasas a productos de EEUU equivalentes a esa cantidad. Podría ser, incluso superior a esos 7.500 millones y eso daría fuerza negociadora. Pero también podría ser menor y eso restaría bazas. Lo que sí parece más o menos claro es que Europa no quiere represalias. Quiere negociar. Y EEUU lo sabe.

Otro factor que influye son las elecciones norteamericanas de noviembre. Por un lado, Trump necesita mantener sus banderas políticas, y una de ellas es la de la guerra comercial pero, por otro, está débil por la pandemia y la crisis económica y necesita resolver problemas. Esta misma semana, un grupo de trece senadores, republicanos y demócratas, solicitaron formalmente en una misiva a la oficina del representante de comercio (el organismo competente) a que retirase los gravámenes a los productos europeos. “La demanda de estos productos ha caído, dejando a importadores y distribuidores con producto por valor de meses, muchos de ellos perecederos, en almacenamiento y tránsito sin una fecha final a la vista por la pandemia”, afirman.

Lo que puede ser muy dañino es que el asunto no esté resuelto antes de las elecciones de EEUU. Entonces, aunque el elegido fuera un demócrata, el país entraría en un periodo de 'impasse' que sería fatal para los productos españoles y andaluces.

Recordemos que en sólo unos pocos meses, las exportaciones de aceite de oliva español envasado se han hundido hasta cifras casi testimoniales y se han reducido un 20% las ventas de aceituna verde en EEUU. En el verdeo la situación es dramática, ya que EEUU representaba el 20% de las ventas totales (100.000 toneladas) y se espera una agudización de la crisis del sector productor.

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