Representantes del mundo de la política y de la empresa, entre ellos la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dieron ayer en Zaragoza su último adiós a Ana Cristina Placer, esposa del presidente de Telefónica, César Alierta, que falleció el domingo en Madrid a causa de una enfermedad pulmonar.

Ana Cristina Placer falleció la noche del domingo en la Clínica Quirón de Madrid, donde permanecía ingresada por una enfermedad pulmonar que derivó en cáncer, según confirmaron ayer fuentes de la operadora de telecomunicaciones. Sus restos mortales fueron trasladados al tanatorio Torrero de Zaragoza y, de ahí, a la Parroquia de Santiago.

Placer, que nació en Zaragoza en 1946, al igual que su esposo, César Alierta, era licenciada en Derecho y acompañó a su marido desde sus inicios como analista financiero del Banco Urquijo hasta cuando en el año 2000 fue nombrado presidente de Telefónica. El matrimonio no tenía hijos.

Allegados y amigos asistieron ayer a mediodía en la Iglesia de Santiago de la capital aragonesa a la misa funeral por Ana Cristina Placer, para despedir a la fallecida y arropar a su familia y su viudo, César Alierta.

La presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, acompañaba a Sáenz de Santamaría. La presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, asistió junto al ex presidente de Endesa Manuel Pizarro. A ellos se sumaron el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, así como el presidente de Caixabank, Isidro Fainé. Además, en el funeral también estuvieron presentes el presidente del Grupo Inditex, Pablo Isla; los ex ministros Rodrigo Rato y Cristina Garmendia; así como el empresario Florentino Pérez y el periodista José María García.

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, acompañado de su esposa, María Cruz Soriano, y el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, además de representantes de numerosas instituciones públicas y empresas aragonesas también dieron su último adiós a Ana Cristina Placer.

Hacia las doce y cuarto del mediodía llegó a la iglesia el coche fúnebre con los restos mortales, que recibieron sepultura ya por la tarde en Zaragoza en un acto íntimo.