la gestión de fondos en el siglo XXI

La Inversión Socialmente Responsable (ISR), una estrategia rentable y sostenible

  • En España, la ISR ascendió a más de 185.000 millones de euros en el año 2017, un dato que pone de relieve el crecimiento de esta forma de gestionar el patrimonio de una empresa

La Inversión Socialmente Responsable (ISR), una filosofía empresarial necesaria.

La Inversión Socialmente Responsable (ISR), una filosofía empresarial necesaria.

Se denomina Inversión Socialmente Responsable (ISR) a la inversión que no solo considera la rentabilidad, sino también el impacto social o medioambiental. A los fondos de inversión que siguen este criterio de inversión o el ASG (Criterios Ambientales, Sociales y de Buen Gobierno) se les llama fondos responsables.

La aparición de los fondos responsables que aplican los criterios ASG se produjo alrededor del año 2000. En Europa, en 2014, representaban el 2% de los fondos financieros y movían unos 100.000 millones de euros, cuando en el año 2000 sólo contaban con 15.000 millones. El país donde más se han extendido es Francia, seguido de Reino Unido, Suiza, Bélgica y Alemania. En el ámbito mundial, se calcula que pueden mover unos 300.000 millones de euros.

Los fondos responsables son en su mayoría fondos institucionales, como los fondos de pensiones o las fundaciones, y eligen las empresas en las que invierten el dinero del que disponen atendiendo a criterios sociales o medioambientales y valorando su buena gestión, aunque sin perder de vista la rentabilidad.Fundación MAPFRE es una de las entidades que velan por el cumplimiento de esta filosofía de trabajo tan necesaria en estos tiempos. La ISR ha crecido en el mundo desde el año 2000.

La Alianza Mundial para la Inversión Sostenible publica anualmente un informe con estadísticas

La Alianza Mundial para la Inversión Sostenible (GSIA por sus siglas en inglés) publica anualmente el Informe Mundial sobre la Inversión Sostenible. Según este informe, esta inversión creció desde los 18.275 millardos (un millardo equivale a 1.000 millones) de dólares norteamericanos en 2014 hasta los 22.890 millardos en 2016. En España, en 2017, la ISR ascendió a 185.423 millones de euros.

Estudios académicos revelan que las empresas que incorporan en su organización los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) a menudo realizan una mejor gestión de sus riesgos y registran beneficios mayores que sus competidoras, con efectos favorables sobre el precio de la acción. A juzgar por el aumento de la cuota de mercado de productos orientados a los factores ASG, los inversores también lo ven así.

Los criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) se aplican a las ISR

Entre 1990 y 2000, los inversores pensaban que la integración de factores ASG en sus decisiones de inversión significaría renunciar a la rentabilidad. Pero esta idea ya no tiene vigencia. Los datos demuestran que las inversiones ASG pueden mejorar los resultados, en parte al seleccionar empresas mejor dirigidas y en parte al evitar determinados riesgos.

Un extenso metaanálisis de más de 2.000 estudios académicos sobre el efecto de la incorporación de factores ASG en las decisiones de inversión ha revelado una clara evidencia de que los factores ASG mejoran el perfil riesgo/rentabilidad de las inversiones.

Los estudios que identifican un efecto positivo son 11 veces más numerosos que los que indican un efecto negativo para inversiones en mercados emergentes, mientras que el efecto era similar aunque menos pronunciado para mercados desarrollados.

Las empresas que incorporan criterios ASG registran a menudo mayores beneficios

El medio ambiente es uno de los puntos clave de la ISR. Un programa exitoso de desarrollo sostenible requiere alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Estas alianzas inclusivas construidas sobre principios y valores, una visión compartida y metas compartidas, que colocan a la gente y al planeta en el centro, son necesarias a nivel global, regional, nacional y local.

Por otro lado, se necesita una acción urgente para movilizar, redirigir y desbloquear el poder transformador de billones de dólares de los recursos privados para cumplir con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible).