Economía

La OCDE vuelve a suspender a España por sus bajas tasas de productividad

  • Sólo cinco de los 30 países que integran la organización empeoran el incremento español del PIB por hora trabajada · Por contra, el factor trabajo ha sostenido el crecimiento de la economía en los últimos 20 años

La productividad continúa siendo, junto a la temporalidad en el empleo, una de las grandes asignaturas pendientes de la economía española. Y no hay mucha variación, de acuerdo con el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) difundido ayer, que coloca al país en el furgón de cola de entre todos los que la integran pese a haber protagonizado durante el último lustro tasas de crecimiento superiores a la media.

Entre 2001 y 2006, la expansión del Producto Interior Bruto (PIB) por hora trabajada sólo fue inferior a la de España en Holanda, Nueva Zelanda, Portugal, México y, sobre todo en Italia, dentro de los 30 miembros de la OCDE, según los datos del estudio Panorama de las estadísticas.

Pese a todo, el PIB español creció por encima de la media de la OCDE gracias al aumento de la utilización del factor trabajo, de los más elevados. En efecto, la expansión del factor trabajo entre 2001 y 2006 únicamente fue superior al de España en México, Nueva Zelanda y Grecia, y comparable al de Luxemburgo, mientras que vieron reducida la utilización del trabajo en Suecia, Portugal, Alemania, Francia, Japón, Islandia, Estados Unidos, Noruega, Corea del Sur o el Reino Unido.

Para el periodo que abarca desde 1985 a 2006, la contribución de la productividad a la expansión del PIB español fue la menor de los países de la organización, con un incremento anual medio del 0,21%. Esa cifra se situó por debajo del 0,45% de Suiza, el 0,51% de Canadá, el 0,60% de Italia o el 0,63% de Nueva Zelanda, los estados con la más baja contribución de la productividad.

La diferencia fue mucho mayor con la de aquellos miembros en los que la productividad más contribuyó a la progresión económica: Irlanda se situó destacado en cabeza con el 3,21% de aumento anual, seguido de Finlandia (1,96%), Japón (1,61%), Bélgica (1,34%), Portugal (1,25%) y Francia (1,24%).

En todo caso, la progresión de la economía española entre 1985 y 2006 fue del 2,91% de media anual, un ritmo de los más elevados y sólo inferior en el conocido como el club de los países desarrollados al de Irlanda (5,65%), Australia (3,25%) y EEUU (2,94%).

Una vez más, el factor principal del tirón económico español fue el aumento del factor trabajo, que aportó una subida media de 1,49%, el segundo porcentaje más alto tras el de Irlanda (1,72%), y por delante de Canadá (1,16%), Australia (1,13%) o Estados Unidos (1,03%).

Eso contrasta con la contribución negativa de la cantidad de trabajo en el PIB durante esos 20 años en Finlandia (0,22% de media anual), Alemania (0,31%) y Japón (0,43%). La aportación en términos de capital también tuvo un impacto comparativamente significativo en la economía española, aunque en lo concerniente a la aplicación de nuevas tecnologías de la información y la comunicación fue inferior a la media de la OCDE.

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