Economía

El OEA mantiene la caída del PIB andaluz en el 15% en 2020 ante la escasa recuperación

  • El Observatorio Económico de Andalucía reafirma que el paro llegará al nivel del 30% a final de este año

Francisco Ferraro, durante la presentación telemática del informe trimestral.

Francisco Ferraro, durante la presentación telemática del informe trimestral. / A. G.

La economía andaluza sigue afrontando la peor de las crisis. Y ni el paso de los meses ni el levantamiento de restricciones ha hecho que las perspectivas de crecimiento mejoren. El Observatorio Económico de Andalucía (OEA) mantuvo hoy sus previsiones de que la contracción del PIB andaluz será del 15% a final de año y que el paro alcanzará el 30%.

Así lo afirmó su presidente, Francisco Ferraro, al presentar su informe sobre Economía Andaluza referido al segundo trimestre del año, que mantiene las mismas perspectivas negativas que presentó en marzo, tras analizar el primer trimestre de 2020.

Pese a mantener la contracción del PIB en el 15%, el OEA espera una "ligera recuperación en el segundo semestre del año si no hay un significativo empeoramiento de la pandemia", afirmó Ferraro, que anticipó que esa recuperación continuará en 2021, incluso se intensificará en la próxima primavera, pero no será suficiente como para recuperar el nivel de la economía regional a cierre de 2019. Dicho de otro modo. No habrá recuperación total al menos hasta 2022.

Ferraro señaló que estas previsiones de crecimiento de la economía andaluza están sometidas a un entorno de elevada incertidumbre, asociada fundamentalmente a la evolución de la pandemia. De hecho, el presidente del OEA enfatizó que si bien los rebrotes de los contagios revisten, por ahora, una menor incidencia sanitaria en términos de ingresos hospitalarios, en UCI o fallecidos, "desde finales de agosto Andalucía bate récords de nuevos contagios diarios desde que se inició la pandemia". Anque admitió que la comunidad autónoma mantiene todavía una ratio de infectados por cien mil habitantes alejada de la media nacional.

Lo que sí descarta el OEA es una recuperación rápida y afirma que crece la incertidumbre sobre el daño que la crisis esté provocando en el tejido productivo y existe la posibilidad de que el aumento de la morosidad de las empresas pueda afectar en el futuro al sistema financiero.

La continuidad o no de las medidas de mantenimiento de rentas, mediante ayudas a los ERTE y autónomos, los efectos del Brexit en la economía andaluza, las medidas proteccionistas de EEUU o las dudas sobre la recuperación en la UE añaden también incertidumbre sobre la recuperación, resaltó Ferraro.

El Observatorio, respecto a la demanda, espera que el consumo de los hogares, especialmente el de bienes duraderos, siga contenido por la menor renta disponible que provoca la destrucción de empleo, la reducción de los beneficios empresariales y la mayor propensión al ahorro familiar preventivo. La mala evolución del turismo apunta a que el consumo de los no residentes seguirá previsiblemente muy restringido hasta final del año. Tampoco es previsible que el consumo público tire significativamente de la de- manda interna en Andalucía dados su comportamiento en el primer semestre y el escaso margen fiscal de las administraciones públicas.

La inversión se mantendrá también contenida por las dificultades empresariales y las incertidumbres. El sector exterior, tras el desplome del comercio internacional en el segundo trimestre, tuvo en junio cierta reactivación en las exportaciones, cuya recuperación puede ser ligera y de manera lenta. "Difícilmente se recuperará el nivel del pasado año", dijo. Las importaciones seguirán contraídas por las restricciones de la demanda interna, si bien con desigual intensidad por sectores.

Desde la perspectiva de la oferta, todos los sectores seguirán manteniendo el tono contractivo con la excepción del sector agrario. Las perspectivas siguen siendo negativas para el turismo hasta final de año. Otras actividades del sector servicios, que ya mostraron dinamismo al inicio de la crisis sanitaria, mostrarán un comportamiento más favorable, como son las sanitarias, la industria farmacéutica, las relacionadas con las tecnologías de la información y las comunicaciones o la investigación.

La construcción mantendrá la mayor parte de la obra contratada, pero escasearán los nuevos proyectos e inversiones mientras que no se reactive el mercado inmobiliario y las administraciones públicas puedan abordar inversiones o proyectos de colaboración público-privado. La dinámica del sector industrial será desigual según tipo de actividades. Las industrias alimentarias se aproximarán a la normalidad, así como las de necesidades básicas. Las de bienes de equipo y bienes de uso duraderos se resentirán más. 

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