Economía

Un estudio de la UE alerta de que la precariedad laboral se extiende a los empleos cualificados

  • España se sitúa en la franja media de calidad, por encima del 60%, por detrás de Malta, República Checa, Italia, Eslovenia, Reino Unido, Irlanda y Alemania.

La precariedad laboral en España ya no afecta sólo a los trabajos peor cualificados, sino que se ha extendido a muchos grupos de población, incluidos los denominados empleos de cartera (portfolio jobs), que requieren un alto nivel educativo, intensidad de trabajo y horarios flexibles. Así lo alertan las primeras conclusiones del proyecto europeo Sophie, cuya coordinadora general es Carme Borrell, miembro también de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y que ha presentado junto a Joan Benach, investigador del estudio en el área de mercado laboral y empleo e investigador de la UPF.

El proyecto, financiado a través del séptimo Programa Marco de la Comisión Europea y desarrollado entre 2011 y 2015, pretende generar nuevas evidencias sobre el impacto de las políticas estructurales en las desigualdades en salud y desarrollar metodologías innovadoras para la evaluación de estas políticas en Europa. Benach ha indicado que las desigualdades en salud son diferencias injustas y evitables entre grupos de población definidos social, económica, demográfica o geográficamente. "Las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, y las políticas que influyen en estas circunstancias, afectan la calidad de vida de los individuos, y el proyecto Sophie pretende estudiar estos condicionantes y encontrar medidas para paliar estos efectos adversos", ha precisado.

Según los datos manejados por los investigadores, la prevalencia de la precariedad laboral se situaba el año 2010 en Cataluña en el 42,6%, una cifra que es mayor aún en las mujeres (51,4%) que en los hombres (34,1%). A nivel europeo, España se sitúa en la franja media de calidad en el empleo, por encima del 60%, por detrás de Malta, República Checa, Italia, Eslovenia, Reino Unido, Irlanda y Alemania y muy alejada del país que se sitúa en cabeza del empleo de calidad, Finlandia, con casi un 80% de prevalencia.

Por lo que se refiere a la prevalencia de la inseguridad en el empleo percibida por país (grado en que los trabajadores creen que pueden perder su trabajo en los próximos seis meses), España se ubica en la franja de cola de la Europa de los 27, con un 25% de inseguridad, frente a un 10% de Luxemburgo, Noruega y Dinamarca. Esta precariedad y sensación de inseguridad en el empleo afecta a la salud general de los trabajadores y se intensifica según su edad y el tipo de empleo, indican los investigadores, y así, más de un 15% de los empleados de cartera entre los 40 y 44 años aseguran percibir mala salud.

Frente a este malestar, los empleos denominados estándar, que suelen ser fijos, con oportunidades de formación y con representación laboral, perciben mala salud en un porcentaje inferior al 15% en la misma franja de edad. En cambio, la percepción de mala salud se dispara a porcentajes superiores al 40% en las personas que tienen empleos instrumentales -relativamente estables, más común entre mujeres y escasos beneficios-; y por encima del 45% en la categoría de precariedad intensiva -malas condiciones de trabajo, a tiempo completo y posición socioeconómica más baja-. Los tipos de empleo en Europa se clasifican por estándar (34% de la población europea), instrumentales (29%), de cartera (11%), precariedad no sostenible (10%) y precariedad intensiva (16%).

Benach ha resaltado que los datos de los que disponen para trabajar en la investigación "son muy limitados" y se refieren al año 2010, los últimos elaborados. En opinión de los investigadores, sería útil la creación de una red estatal de vigilancia de la equidad con información sobre indicadores determinantes sociales y de desigualdad en salud y en la atención sanitaria, para difundirlos periódicamente a la sociedad civil.

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