Los Premios Nacionales de Comercio Interior fueron creados en 1997 con objeto de galardonar la especial labor de los ayuntamientos en sus actividades de renovación urbana comercial, y de los pequeños establecimientos, por su desarrollo y modernización empresarial. En la actualidad, estos reconocimientos constan de una tercera categoría, relativa a Centros Comerciales Abiertos (CCA). Todos los premios, cuentan además con dos accésit, y en su caso, las menciones que se estimen oportunas.

Precisamente, en la edición 2014, una de estas distinciones ha ido a parar a la Asociación de Comerciantes y Profesionales del Casco Antiguo de Marbella (Málaga) que ha cumplido su 25 aniversario. Así, su presidenta, María Carolina Herrero Lima,  recogerá mañana el diploma correspondiente a la Mención del Premio Nacional de Comercio Interior en su categoría de CCA.

-El CCA de Marbella posee una idiosincrasia muy particular, ¿podría explicarnos por qué?

-Efectivamente. Somos una ciudad eminentemente turística y, tanto el tipo de comercio como la clientela es distinta a otras ciudades más tradicionales; sobre todo, porque la mayoría de visitantes que acuden al casco antiguo suelen estar en Marbella únicamente tres o cuatro días, por lo que competimos en un mercado turístico. Nuestro comercio es más eventual: calzado, vestidos, productos y recuerdos turísticos... De hecho, nuestras actuaciones están basadas en paquetes turísticos con el fin de atraer a nuestros visitantes al centro, y la experiencia nos ha demostrado que ha sido una línea acertada. Queremos, obviamente, recuperar al comprador residente pero, actualmente, vivimos del turismo externo.

-¿Qué supone para usted y su asociación el galardón que recibirá mañana?

-Algo muy positivo. En realidad es la segunda vez que lo conseguimos y nos sentimos realmente orgullosos, porque competimos con CCA de toda España. Es un premio que agradecemos y valoramos enormemente porque, el nuestro, es un pequeño centro comercial comparado con los de Madrid o Barcelona. El CCA de Marbella tiene sólo 150 afiliados en un ámbito de 400 comercios. No obstante, aunque somos pequeños, hacemos una tarea ingente, por lo que este reconocimiento nos anima a seguir trabajando en la buena dirección.

Una de nuestras actuaciones, que suelen sorprender bastante, es un pack turístico que combina ruta por el casco antiguo, descuento en tiendas y visita a algunos museos. También pensamos en los más jóvenes y, ahora, potenciamos la tarde de los jueves con actuaciones de grupos, catas de vinos, catas de aceite, talleres... Una acción muy interesante que fomenta la visita a nuestra zona.

También tenemos alianzas con la Oficina de Integración Comercial para fomentar el comercio de proximidad (junto únicamente con Málaga y Rincón de la Victoria). El Casco Antiguo se convierte, en definitiva, en un escaparate para difundir todo el comercio local. Asimismo, colaboramos con pueblos del entorno para que sus productores tengan un espacio en nuestra zona. Por ejemplo, en la actualidad estamos organizando una cata con vinos de Manilva en una vinacoteca o la cerveza artesanal. En definitiva, el comercio local potencia la economía y es un aliciente para el turista que nos visita. El binomio turismo-comercio nos beneficia bastante.

-¿Qué opinión le merece esta fórmula de comercio de cercanía?

-Es muy interesante. En nuestro caso, podemos competir con un producto muy diferenciado porque ofrecemos algo que no tienen otros. Ahora mismo, el casco antiguo de Marbella se ha convertido en el motor turístico de la ciudad. Aparte de la playa,  tenemos el Museo de Grabados, una serie de edificios desde el siglo XV en adelante o murallas que se han mezclado con tiendas y restaurantes y están siendo un revulsivo para los turistas.

De hecho, Marbella ha sido la ciudad más valorada en Tripadvisor por encima de otras capitales andaluzas y, concretamente, su casco antiguo. Este dinamismo ha hecho que, por ejemplo, la iglesia de la Encarnación, que siempre había estado cerrada, ahora esté iluminada y abierta al público. Turísticamente hablando nos valoran más que Puerto Banús y la playa.

-La restauración de la zona también ha ayudado a revitalizarla, ¿no es así?

-Claro. La restauración del casco antiguo  ha sido muy importante: se ha peatonalizado, cuidado los espacios públicos, el mobiliario... Este nivel de conservación atrae a un turismo de calidad que busca la tranquilidad. Asimismo, tenemos que reflexionar sobre el equilibrio de ocio cultural, vecinos, restauración y comercio. Un desafío interesante que, combinado con mesura, redundará en la pujanza del comercio, que es el motor.

-¿Considera que el formato de CCA está valorado adecuadamente?

-A nivel del público es bastante desconocido, aunque la Administración sí que lo valora. El público en general no sabe que un CCA es una manera de funcionar unidos, utilizando, por ejemplo, bolsas con el mismo logo que unifiquen la identidad corporativa.

Quizá falta sensibilizar a la población de que los centros y los comercios dinamizados son el alma de la ciudad. Las ciudades mediterráneas serán conservadas si se potencia al comercio local.

En esta lucha de David contra Goliath, las asociaciones tenemos mucho que decir, pero necesitamos la ayuda de la Administración porque, en nuestro caso, no disponemos de fondos suficientes para organizar determinados eventos o publicitarnos. Además, no podemos cuidar el entorno sin los ayuntamientos. Les transmitimos las quejas (basuras, restaurantes invasivos...) pero son ellos quienes deben resolver esos problemas puesto que nosotros no tenemos potestad. Como siempre, la solución será una convivencia colaborativa buscando un equilibrio que satisfaga a todos.