Economía

"¿Hay huelga?": El paro de los funcionarios pasa desapercibido

  • La huelga de la función pública convocada por los sindicatos para protestar por los recortes del Gobierno de Zapatero apenas ha tenido incidencia en la vida cotidiana de los españoles.

"¿Hay huelga?", preguntaba una madre al dejar a sus hijos en el colegio. "No sé cómo será en el resto de instituciones, pero aquí está todo el mundo. Es un día más", decía otra que acababa de dejar a su hija. La huelga de funcionarios contra los recortes salariales del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no parecía tener mucha incidencia en la vida de los españoles.

Una joven madrileña se mostraba sorprendida al salir de uno de los servicios de empleo de la capital española: "Hoy no hay cola ni nada". "Muy poca gente ha faltado al trabajo", aseguraba por su parte un enfermero de uno de los grandes hospitales de Madrid. "Me han atendido sin ningún problema", aseguraba una paciente en un centro de salud. La educación, la sanidad y los transportes públicos eran los sectores más sensibles para los ciudadanos por ser los que más capacidad tienen de afectar directamente a la vida diaria de la mayoría.

En Madrid, metro y autobuses urbanos funcionaron normalmente. Los aeropuertos trabajaron también sin problemas. Donde sí se notó una mayor incidencia en el transporte fue en Cataluña. Allí, los trabajadores de los ferrocarriles de la Generalitat, que operan también dentro de Barcelona, sí estaban llamados a la huelga. En muchos puestos de trabajo los empleados fueron recibidos por piquetes de huelguistas en la puerta. Pero más allá de pintadas, cerraduras selladas y otras incidencias menores -"un clásico" de las jornadas de huelga, dijo la secretaria de Estado de la Función Pública, Consuelo Rumí- el paro de 24 horas no registró incidentes importantes.

Quienes sí notaron las protestas de los funcionarios fueron los automovilistas que tuvieron que cruzar el eje del Paseo del Prado, Recoletos y la Castellana, donde hay emplazados varios ministerios y donde numerosos funcionarios en huelga se congregaron horas antes de la manifestación central de la tarde en la capital española. Banderas ondeantes, pitos y bocinas dejaban clara su protesta. Y también algunos gritos de dimisión dirigidos contra Zapatero, cuyo gobierno ha llevado a cabo el primer recorte de los sueldos de los funcionarios en la historia democrática de España. En Barcelona, un grupo de huelguistas cortó la avenida Diagonal quemando varios neumáticos frente al Palacio de Pedralbes y originando retenciones en el tráfico.

Pero aparte de algún hecho aislado, la normalidad fue la tónica general de una jornada de protesta a la que estaban convocados los casi 2,7 millones de empleados públicos que hay en España. Poco después del mediodía y con las cifras de seguimiento en la mano, el gobierno de Zapatero ya daba por fracasada la primera gran huelga a la que se enfrenta en los seis años que lleva en el poder. Los sindicatos, sin embargo, clamaban su éxito desde primera hora de la mañana.

Los funcionarios están cobrando ya este mes una media de un 5 por ciento menos, una de las medidas del plan de ajuste del gobierno socialista para reducir el déficit público español en 15.000 millones de euros adicionales. Y algunos apuntaban precisamente a la merma de sus salarios como argumento para no faltar al trabajo y no secundar una huelga con la que sí estaban de acuerdo y que en una parte de la población se ha interpretado como una posible antesala a la huelga general. "Si hoy no vengo a trabajar, me quitan el dinero de un día de trabajo", explicaba una profesora su decisión. "Trabajo porque no puedo permitirme el lujo de perder más de lo que ya pierdo", decía una funcionaria de un juzgado.

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