Economía

"El alza de las materias primas ha revelado el papel clave de la agricultura"

  • El ministro de Agricultura portugués propone a España una alianza estratégica para negociar la futura PAC · Destaca la apuesta firme de su país por el aceite de oliva

España y Portugal escenificaron ayer su casi total sintonía en política agraria en el Foro Joly que se celebró en Sevilla y que contó con el ministro portugués de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca, Jaime de Jesus Lopes da Silva, como ponente invitado. Junto a él, su amiga personal y ministra española del ramo, Elena Espinosa, que suscribió las ideas clave del discurso de su homólogo luso y actuó voluntariamente como su traductora durante el coloquio posterior al almuerzo. El evento, al que acudieron 240 personas de la clase empresarial y política andaluza, estuvo patrocinado por el grupo andaluz Bogaris, que desarrolla amplios planes de inversión en Portugal en el campo agrario.

Lopes Silva, en su primera intervención, habló del futuro que afronta la agricultura en ambos países. "Este futuro estará ligado a la Política Agraria Común (PAC), a su reforma o chequeo médico. Por eso debemos de pensar qué PAC queremos para los próximos 20 años, especialmente después del fracaso de las negociaciones en el seno de la Organización Mundial del Comercio". La actual PAC, aprobada en 2003, contemplaba que en 2008 se revisaría su funcionamiento. Bruselas ya ha lanzado sus ideas sobre este chequeo, que deberán ser debatidas por los estados miembros, y que se resumen en recortar las subvenciones para destinar más fondos al desarrollo rural y a mejorar la competitividad de las producciones agrarias.

Un debate sobre el porvenir agrario europeo que para el ministro luso es tan importante como el que atañe a cualquier otro sector económico. "La llamada crisis de precios de las materias primas en los mercados mundiales ha revelado que la agricultura es tan importante como otros sectores. Y que es una actividad que debe de atraer inversión".

Pese a reconocer que los precios de estas materias ya están bajando, Lopes Silva advirtió de que nunca volverán a situarse en los niveles anteriores. Algo que no consideró negativo en sí mismo, ya que se mostró partidario de que los precios finales recojan el 100% de los costes de producción. "Si los precios cubrieran realmente los costes, la agricultura no necesitaría ayudas; esto es algo que los consumidores deberían conocer", señaló en el coloquio posterior.

También, a preguntas de los asistentes, retomó el asunto clave de la futura PAC. "Todo el mundo critica esta política comunitaria porque absorbe muchos recursos y subvenciona de forma intensa la agricultura. Ante estos reproches, propongo a España una alianza estratégica para defender, hasta el final de la negociación de la futura PAC, que la agricultura es un sector con futuro. Debemos luchar por la agricultura europea y mediterránea al tiempo que la adaptamos para actuar en un mercado internacional con mayor dimensión".

Para Lopes Silva, esta estrategia debe combinarse de forma irrenunciable con otra de defensa firme del mantenimiento de la producción en las zonas más pobres de cada país, "aunque en ella la agricultura no sea competitiva". Defendió así su visión global de que la nueva estrategia agrícola comunitaria combine reglas comunes a todos, con un "cierto margen para que cada Estado establezca políticas propias".

En cuanto a producciones concretas, el ministro declaró que el aceite de oliva es "estratégico". "Nuestro Gobierno ha priorizado las ayudas hacia este sector respecto a otros, y no sólo al cultivo, sino también a la producción y a la exportación". "La inversión española en esta actividad destinada a mejorar la calidad de las producciones es bienvenida".

Como respuesta a otra cuestión sobre este asunto, reconoció que Italia ha sabido aprovechar bien esa oportunidad de negocio de comprar a granel en España para vender luego con etiqueta italiana. Y, precisamente por el menor nivel de desarrollo de la industria aceitera en el país vecino, aseguró: "Portugal puede aprovechar las ventajas, y no sufrir los inconvenientes, de España en este sector". No por ello dejó de ejercer la autocrítica y calificó como un "escándalo" que su país importe la mitad del aceite que consume, como le pasa a Portugal.

Otra de los temas recurrentes fue el de la excesiva burocracia con la que han de lidiar los empresarios extranjeros en Portugal. Lopes Silva no escurrió el bulto: "Es uno de los principales problemas que teníamos, que provocaba una gran insatisfacción entre agricultores y empresarios agrícolas, y por eso ha sido uno de los ejes fundamentales en la reforma del ministerio que he emprendido. Hemos reducido el número de funcionarios al tiempo que hemos logrado acortar los plazos de la tramitación administrativa de los proyectos", aseguró.

También se plantearon dos preguntas sobre la gran diferencia que existe en el desarrollo de la agricultura ecológica entre ambos países. Lopes Silva lo justificó por dos motivos: primero, la diferencia en el poder adquisitivo medio de españoles y portugueses a favor de los primeros. En segundo lugar, señaló que en su país se está aún en la fase de "convencer al consumidor de que hay una agricultura más amiga de la naturaleza por la que hay que pagar más". No obstante, sí destacó que ya hay empresas en su país que se están decantando por este tipo de producción agraria y que existe un nicho de mercado creciente. Aunque, por ahora, la mayoría de estos productos se dedican a la exportación.

Por su parte, Elena Espinosa incidió en la amplia coincidencia entre los criterios que defienden ambos países. Citó como ejemplo el trabajo conjunto que permitió aprobar a final de 2007 la nueva OCM del Vino, bajo presidencia portuguesa del Consejo. "Somos países vecinos, amigos y aliados en la UE. Nuestra voluntad es reforzar esta colaboración".

Y citó tres de los campos en los que queda trabajo conjunto por hacer: primero, el de potenciar la competitividad de la actividad agroganadera en el medio rural y llegar a acuerdos en materia pesquera y de desarrollo rural. Segundo, "poner en valor las dehesas, que son la joya de la corona de los medios naturales de ambos países y en las que cría el cerdo ibérico, con más desarrollo turístico y ganadero". Y, tercero, consensuar posturas de cara al chequeo médico de la Política Agraria Común.

Propuestas de diferente calado y sobre distintos ámbitos que se resumen en el que Lopes da Silva definió como el reto agrícola de la Península Ibérica: Producir más, mejor y de manera diferente.

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