Tribuna Económica

Carmen pÉrez

Algo menos pobres y algo menos desiguales

Las conclusiones que se desprenden de la Encuesta de Condiciones de Vida, publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística, son positivas. En general, somos algo menos pobres si la referencia es Europa. Cada hogar tuvo por término medio unos ingresos netos mayores que el año anterior. Concretamente sus ingresos anuales subieron de 26.730 euros a 27.558 (3,1%). Del mismo modo, cada español ingresó más, pasando de los 10.708 euros hasta los 11.074 (3,4%) por persona. Pero estos mejores datos para el conjunto podrían esconder una distribución interna peor. No obstante, no es así: la encuesta refleja que también ha disminuido algo la desigualdad entre nosotros.

El INE, para analizar la desigualdad, cuantifica la población en riesgo de pobreza o personas que tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población. En esta ocasión, el umbral de riesgo de pobreza se situó, por ejemplo, en 17.896 euros al año para los hogares de dos adultos y dos niños, o en 8.522 euros para hogares de una sola persona.

Pues bien, la proporción de la población que se encuentra por debajo del umbral, o tasa de riesgo de pobreza, ha descendido del 22,3% al 21,6%.

En Andalucía, aunque también hemos mejorado, la situación es peor que en otras comunidades. El ingreso medio por andaluz asciende a sólo 9.116 euros. Y nuestra tasa de pobreza se sitúa en el 31%, cuando la de Navarra está en el 8,3% o, la del País Vasco, en el 9,7%. Sólo Extremadura está por debajo nuestra. Y cuando el INE valora las dificultades económicas de los hogares, Andalucía aparece en las posiciones peores. Así, cerca de la mitad de la población no tiene capacidad para irse de vacaciones o no puede atender un gasto imprevisto; y el 13,9% de los hogares andaluces llega con dificultad a fin de mes, cuando en España esto le sucede al 9,3%.

El nivel de formación es una de las características determinantes de la pobreza: del segmento con educación superior, sólo el 9,7% se encuentra en riesgo de pobreza; y este porcentaje sube al 26,5% de los que poseen educación primaria. También, el tipo de hogar condiciona. Cuando no hay niños, la tasa disminuye. La situación peor se la llevan los hogares con un solo adulto con hijos, con un 40,6% en riesgo de pobreza. Por otra parte, sólo el 18% de la población de nacionalidad española está en riesgo de pobreza, frente al 52% de la extranjera no europea.

Pero si hay una variable determinante, ésa es el empleo: el 44,6% de los parados están en riesgo de pobreza, frente al 14,1% de los ocupados. Es, por tanto, la fuerte creación de empleo de estos últimos años lo que explica que las condiciones de vida estén mejorando para todos. Los datos de esta encuesta muestran una mejora débil, aunque hay que tener en cuenta que está realizada en 2017, en base a los ingresos percibidos en 2016. Con seguridad, las futuras reflejarán mayores ingresos y menores desigualdades. Pero aún así, hay que seguir creando empleo y elevando los salarios. No hemos recuperado el nivel precrisis. Basta echar mano de la Encuesta de 2008: la tasa de riesgo de pobreza entonces fue del 19,7%. O acudir al índice de Gini, que todavía se encuentra en 34,7 cuando estaba en 32 en 2008.

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