Economía

La química prevé crecer un 4% en 2015 y alcanzar 59.300 millones de ventas

  • El sector supone ya el 11% del PIB industrial y 156.000 empleos directos Las empresas reclaman una apuesta por el 'shale gas' para reducir costes energéticos

Tras un año de mantenimiento, la industria química española enfila el final de 2014 con una previsión de crecimiento del 3,2% en su cifra de negocios, al que se sumará otro 4% en 2015. Un aumento que, después de los años de crisis económica en los que las empresas del sector han luchado por mantenerse con su salida a los mercados internacionales, llegará de la mano de la recuperación de la demanda interna. Y que será sostenido en el tiempo: la Federación Empresarial de la Industria Química Española espera que hasta 2030 las compañías químicas del país consigan un crecimiento medio del 4,5% anual, una demostración más de fortaleza de un sector que ya está en niveles de producción superiores a 2007 "mientras que la producción industrial española está casi 20 puntos por debajo", exponía ayer el presidente de Feique, Antón Valero.

Estos datos eran presentados ayer por Valero durante la asamblea general de Feique en Expoquimia, en la que fue nombrado presidente en sustitución de Luis Serrano. El nuevo representante de la patronal química destacó el esfuerzo "admirable" hecho por las empresas, que ante una demanda interna en declive han tenido la capacidad de acceder a los mercados internacionales. En 2013, la química española (orgánica, farmacéutica, fertilizantes, pinturas o perfumería entre otras especialidades) cerró el año con una cifra de negocios de 55.300 millones de euros, de los que 30.000 fueron exportados. Y para 2015 se espera elevar las ventas hasta 59.300 millones, un 13% más que en 2008, el ejercicio antes del annus horribilis de la química y un 66% más que en el año 2000. Todo ello, de la mano de una mejora del consumo interno, gracias a la que se espera registrar crecimientos productivos del 2,2% al cierre de 2014 y del 2,5% en 2015.

Con esos datos sobre la mesa, el flamante presidente reivindicaba  la importancia de la química española, un sector que supone el 11% del producto industrial bruto (PIB) y que con 3.100 empresas (el 96% de ellas pymes) da empleo directo a 156.000 empleados y eleva la cifra de trabajo hasta el medio millón teniendo en cuenta indirectos e inducidos. Y destacaba el potencial de crecimiento del sector en España si se atraen nuevas inversiones: "Somos el sector con más productividad por empleado", con unos costes laborales "competitivos" y el país con más costa de la UE. Con una posición privilegiada y el mayor clúster químico del Sur de Europa (Tarragona), acompañado de otro gran núcleo en Huelva y Algeciras, y con Valencia apostando por el impulso a la química. Además, señaló, tanto en España como en Europa se ha empezado a hablar de una reindustrialización "para compensar la pérdida de músculo industrial".

Pero frente a estas fortalezas, las empresas se enfrentan a unos márgenes muy ajustados en las ventas exteriores como consecuencia de los elevados precios de las materias primas y la concurrencia de un mayor y creciente número de competidores. La reducción de costes para incrementar la competitividad se ha convertido en imprescindible y las empresas reclaman de nuevo el apoyo de las administraciones. En primer lugar, como vienen reivindicando todos los sectores productivos, con una reducción de los costes energéticos. Pero también, incidió Valero, sopesando el coste de las decisiones europeas en cuanto al esfuerzo en la reducción de emisiones: "Europa tiene dos caras o más. Al mismo tiempo que alguna voz aislada del Ejecutivo comunitario y algunas otras en el seno del Consejo Europeo están defendiendo que no avancemos en los compromisos de reducción de emisiones más allá del 20% actual hasta alcanzar el 20% en el ratio de contribución de la industria europea a su PIB, una gran parte de la Comisión y la gran mayoría del Parlamento Europeo quieren fijar reducciones del 40% para 2030, y la disminución drástica de elementos compensatorios para las industria sometidas a competencia internacional", advirtió el representante de la patronal. El esfuerzo recae en las empresas, pero al final acaba cayendo en el ciudadano, alertó, por la pérdida de "ingenierías, consultorías avanzadas y los centros de desarrollo tecnológico, que están en los países industrializados". 

En cuanto a la situación energética, las químicas lo tienen claro: el futuro energético de España pasa por el shale gas (gas de esquisto, que se extrae normalmente con técnicas de fracturación hidráulica). Según las estimaciones realizadas, recordó Feique, el país tiene reservas de esta materia prima para 50 años de consumo de gas, algo que supondría un ahorro anual de 13.000 millones de euros. "Nuestra oportunidad se llama shale gas", insistió Valerón.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, retomaba el discurso de los hidrocarburos no convencionales en su intervención defendiendo su estudio en España. El país importa el 99% de su consumo de hidrocarburos, una factura energética de 100 millones de euros diarios que podría reducirse con la explotación del gas de esquisto. "Con esos mimbres ¿podemos prescindir de saber o no si tenemos recursos energéticos?", interrogaba el ministro. "Hay lujos que no nos podemos permitir", concluía, para defender la postura del Gobierno al respecto: "Allí donde haya un planteamiento racional, dentro de la legislación, para saber si tenemos o no recursos sean o no convencionales, el Gobierno lo va a apoyar". "Lógicamente no será el Gobierno quien dé o no autorización, eso es competencia de las comunidades autónomas. Ahora, cada comunidad tendrá que adoptar sus decisiones conforme a lo establecido en la legislación básica", advirtió. 

Soria también aprovechó para defender la política energética del Gobierno ante una situación "insostenible". Así, entre enero y septiembre de este año, el coste de la energía disminuyó un 4,9% sobre el mismo periodo de 2013. Eso sin tener en cuenta los costes regulados, si se suman estos la caída es del 6%. Además, para 2014 se espera no sumar más déficit de tarifa. "Estos resultados informan al Gobierno de que la ruta elegida es la adecuada", apuntó el ministro, que no dejó escapar tampoco la oportunidad de confirmar su apuesta industrial: "La apuesta por la reindustrialización aparece como clara, inequívoca e irreversible en España y Europa".

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