LA campaña coloca el cartel de cierre, la siguiente dará comienzo con las interpretaciones de los resultados que se hagan el lunes, con la sensación de que ha sido eterna, bastante plana y con la inclusión de pocas ideas y proyectos nuevos. Y no sólo por el lamentable estado de las arcas municipales. Parece demostrado que hace falta una buena dosis de aire fresco en las cocinas de los vetustos aparatos de todas las formaciones. Me comentaba un compañero que la irrupción del movimiento de los indignados ha evitado que el periodo oficial para pedir el voto haya muerto por pura languidez. Ha sido también una campaña bastante limpia, salvo excepciones. Ayer el PP, que presume de tenerlo todo ganado, seguía atacando con fuego de panfleto a la candidata del PSOE en su feudo de Carretera de Cádiz. De cualquier manera, los candidatos, me refiero al caso de Málaga, han hecho su trabajo con nota. Nadie puede negar que se han empleado a fondo para intentar salir airosos en su misión de llamar la atención del electorado, lo mismo que los medios de comunicación, que no han escatimado medios para contar las andanzas de los políticos desde todos los ángulos e incluso de perfil. Ahora es el turno de los ciudadanos, los grandes protagonistas, que el domingo tienen la posibilidad de mover ficha para poner a cada uno donde cree que debe estar.

Los candidatos hacían ayer balance de este periplo. Desde Izquierda Unida repetían los argumentos optimistas expresados en las últimas jornadas por Pedro Moreno Brenes, convencido de que cosechará un buen resultado. El coordinador provincial, José Antonio Castro, mostraba su convencimiento de que la coalición obtendrá mejores resultados en toda la provincia que en los anteriores comicios, porque así lo manifiestan indicadores externos, no sólo encuestas, sino también la presencia ciudadana en los encuentros y actos de la coalición, así como el apoyo público de colectivos sociales.

María Gámez también estaba satisfecha ante los posibles frutos del esfuerzo realizado. La candidata del PSOE aseguraba que "he notado ilusión" y "un clima favorable hacia el cambio para que esta ciudad gane en los aspectos principales: empleo, tráfico, limpieza e infraestructuras", al tiempo que se mostró convencida de que su proyecto "ha calado". Dentro de unas horas sabremos si con lluvia fina.

Francisco de la Torre volvía a sorprender hablando de lo que se suponía que había quedado fuera de campaña. El río Guadalmedina, y además empleaba uno de sus típicas piruetas verbales para arrimar el ascua a su sardina diciendo que compartía el objetivo del movimiento 15-M de reclamar una democracia más participativa. Añadiendo que "en la medida en que sea un movimiento espontáneo, tiene mi respeto" y "estamos abiertos a las sugerencias que quieran hacer". "Comparto esa idea de una democracia más real", añadió el candidato popular.

Por cierto, que en relación al tema estrella de la semana, añadir que durante la jornada de ayer no cesó el bombardeó de supuestas informaciones, rumores y bulos empeñados en demostrar quién se esconde tras el movimiento ciudadano que exige más democracia y que ayer clamaba por las calles "la banca siempre gana y no me da la gana". En uno de estos dossieres se relacionaba con el impulso de esta iniciativa a un colectivo, por supuesto que subvencionado por la Junta de Andalucía, propietarios y administradores de diversas plataformas sociales en la red, y la mayoría militantes del PCE y, ¡ojo al parche!, de UPyD, de los que habrían calcado su programa. Sólo les faltó entregar la punta del ovillo que permita llegar hasta el fondo, por fin, de la gran conspiración.