Elecciones

La sombra de Don Ramón es alargada

  • Los 15.500 habitantes del pueblo jiennense de La Carolina tienen que decidir entre cinco opciones políticas, pero la figura del nonagenario Ramón Palacios, que fue alcalde durante décadas, sigue pesando

Todo el mundo en La Carolina (Jaén, 15.500 habitantes) conoce el caserón con pretensiones de palacete donde vive don Ramón. Llamas al timbre y sale una empleada del servicio para decir que don Ramón ha salido. Vuelves más tarde y don Ramón no puede atendernos porque tiene una reunión muy importante. Don Ramón tiene 92 años y las personas de 92 años no suelen tener reuniones muy importantes, pero don Ramón, Ramón Palacios, que ya era alcalde de La Carolina en 1960, que fue procurador en el franquismo y senador en la democracia, no es cualquiera. Con 88 años, en 2007, se presentó como candidato. No ganó por poco, lo suficiente para que gobernaran los socialistas con el apoyo del independiente que siempre saca un concejal. Con el tiempo, hubo una moción de censura y regresó el PP, pero don Ramón ya se había retirado a su caserón. ¿Seguro que se había retirado? Don Ramón, bautizado por la prensa como el último cacique, ha tenido últimamente mucha vida social. El nuevo estadio de fútbol, que lleva su nombre, fue inaugurado hace unos meses y en la recepción de la Guardia Civil habló largo y tendido con la candidata socialista, Ángeles Ferriz. También se reunió con el independiente que siempre saca un concejal. A Francisco Gallarín, alcalde y candidato del PP, le gustaría saber de dónde ha salido esa denuncia del PSOE que afirma que este PP, en el que echan balones fuera cuando preguntamos por don Ramón, anda comprando votos por correo. En España un 2% vota por correo. En La Carolina, un 20%. No es nuevo. En tiempos de don Ramón en La Carolina ya se votaba por correo.

La vida en La Carolina se desarrolla en una calle, la calle Huerta, que acaba en una glorieta con dos vagonetas de color cobre que recuerdan las viejas minas de plomo, que generaron una riqueza cuyo legado son casas señoriales abandonadas. A las elecciones concurren cinco partidos que quieren gobernar una localidad con más de 2.500 parados y unos polígonos industriales con naves cerradas. En un solo instante, por la calle Huerta, podemos ver pasar una camioneta que siembra el asfalto de papelillos anunciando un mitin del PP, otro coche con un altavoz que anima a votar a IU y cuya música se mezcla con otro coche que, unos metros atrás, propaga el gran mitin nocturno socialista.

Antonio Rodríguez representa a un nuevo partido, el Partido Independiente de las Nuevas Poblaciones (PINP), nuevas poblaciones ya muy viejas, ya que una de ellas es Navas de Tolosa y otra lleva por nombre La Fernandina, en honor a Fernando VI. Tampoco Antonio Rodríguez es nuevo. Antonio Rodríguez ha sido la mano derecha de don Ramón durante décadas. Cometió un error. Le dijo a don Ramón que le veía muy mayor para ser alcalde. Y don Ramón le echó del partido. Antonio se hizo concejal no adscrito y después, con su voto, volvió a colocar al PP en la Alcaldía. Dicen que don Ramón también se reúne con Antonio, que nos recibe en el despacho de su sede electoral. Antonio Rodríguez no oculta de dónde viene. Enciende un purito con su mechero envuelto en la bandera española y luce una muñequera roja y gualda. "Cuando se fue la mina, Ramón se volcó en poner naves y convencer a las empresas para que vinieran aquí. Ahora hay que volver a llenarlas". Y se muestra seguro: "A mí me votará mucha gente del PP". Sus seguidores dicen que don Ramón ha hecho muchas cosas por el pueblo, pero que ya no tiene edad y lo mejor es que tome las riendas quien estuvo con él. Antonio quiere ser ahora el independiente que siempre saca un concejal "y acaba siendo el que manda", pero en La Carolina, mientras esté don Ramón, siempre se pensará que sigue mandando don Ramón.

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