Elecciones Andalucía

Puesto de salida para el relevo

  • Entre el error y el acierto oscila que Moreno haya sido esta legislatura presidenta del Parlamento andaluz · La ventaja: no acusar agotamiento ante el electorado · La desventaja: el riesgo del olvido

Su nombre siempre sonó con fuerza. Pero ayer las miradas se detuvieron aún más en ella. Copresidía el acto institucional del 28-F en el Teatro de la Maestranza, sentada al lado de Chaves y entregando al alimón con él las medallas de Andalucía. El presidente había dicho poco antes a los micrófonos de la Cadena Ser que le gustaría que su sucesor fuera una mujer. Y Mar Moreno, que en más de una ocasión se ha barajado como digno relevo, volvía a escena. Pero aún sin papel. Tendrá que esperar a si algún día su mentor logra retirarse o logran retirarle. Y para eso le aguardan, como mínimo, cuatro años más, u ocho tal vez, si éste logra cumplir su deseo de ser el presidente que deje a Andalucía en el marco de convergencia europeo, y que vislumbra, nada más y nada menos, que para el cuatrienio 2012-2016.

Dos legislaturas son mucho y, hasta entonces, deberá tener en cuenta uno de los temores más arraigados entre la clase política: el desgaste. La primera línea de fuego, ora encumbra a la victoria, ora derrota en el cansancio personal o del personal. Lo difícil es salir indemne. Aunque a veces resultar ileso roce el peligro de caer en el olvido. Mar Moreno corrió estos últimos cuatro años esa suerte bipolar de estar en activo pero inactivo. Ejerció como primera mujer al frente de la Presidencia del Parlamento y, como a su homólogo en el Congreso y compañero de partido, Manuel Marín, le sirvió para desplegar sus dones: paciencia, serenidad, discreción, mesura e inflexibilidad, incluso con los suyos. Unos valores perdidos en el patio político donde priman los jugadores estrella y la continua gresca.

Es ahí donde reside el acierto socialista: haberla ascendido en 2004 al arbitraje de la Cámara autonómica y despejar el horizonte de su vida útil cuatro años, potenciándola desde esta plataforma. Así lo hizo el PP, y le fue bien, con otra mujer que fuera presidenta, en este caso del Senado, Esperanza Aguirre, que le cogió el gusto al cargo y lo extrapoló a la Comunidad de Madrid, y lo ansió y ansía en su propio partido una vez quede despejado el sillón que ostenta Mariano Rajoy.

Pero el ejemplo tiene su reverso. Moreno tendrá que rediseñar su carrera política y no quedarse atrapada en el buen trabajo de este mandato, porque entonces podría tropezar con el destino que tuvo otra de las pocas integrantes de ese club selecto de las presidentas, Luisa Fernanda Rudi, también del PP y la primera mujer que puso orden y concierto en el Congreso de los Diputados. Su figura quedó desdibujada tras su paso por el Hemiciclo, ya que su recolocación quedó muy lejos de Madrid y Zaragoza, ciudad de la que fue alcaldesa. Acabó en Bruselas como europarlamentaria.

La revisión de su trayectoria debe acometerla de inmediato, porque aunque del triunvirato arraigado en la lejana y provincia de Jaén, cuyos otros dos vértices ocupan los consejeros de la Presidencia e Innovación, Gaspar Zarrías y Francisco Vallejo, no parece que vayan a hacerle sombra, podrían surgir en este amplio margen temporal otros nombres que le disputaran el relevo.

Aún así, no habría de preocuparse. Su buen hacer no se ha quedado atrapado en las fronteras de Andalucía. Mar Moreno ha sabido traspasar el abrupto desfiladero de Despeñaperros que conoce muy bien como carolinense, encajándose en la Ejecutiva Federal del PSOE, máximo órgano de decisión del partido, donde arrancó su vocación presidencial, ya que dirigió las reuniones los primeros cuatro años de este milenio. Y es ahí donde ha logrado fraguar una estrecha relación con José Luis Rodríguez Zapatero, que podría garantizar su proyección tanto en la capital madrileña como en Sevilla.

Pero pase lo que pase con su futuro, de su joven -45 años- y meteórico pasado y presente -ingresó en el PSOE en 1991 y ya en 1996 estaba en el Comité Federal, ha sido vicesecretaria general del PSOE andaluz de cuya Ejecutiva es miembro nato- cabe destacar su continuado trabajo en la defensa del papel de la mujer en la sociedad actual, entendida desde la perspectiva de la diferencia que no de la desigualdad respecto de los hombres. Una función que le ha podido llevar a disfrutar momentos parlamentarios de satisfacción con las recientes aprobaciones en esta recta final de esta legislatura de las leyes de Igualdad y contra la Violencia de Género, o la adaptación del Reglamento del Parlamento andaluz al lenguaje no sexista.

Su labor en este terreno le ha llevado a despuntar tanto como para estar muy cerca, aunque eso sí no en edad, de una compañera con la que comparte recorrido porque, a día de hoy, Moreno es a Chaves lo que María Teresa Fernández de la Vega a Rodríguez Zapatero.

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