Elecciones Andalucía

Jerez no fue una excepción

  • Lograr la paz social en la ciudad, sus buenos contactos con el Gobierno central y una maratón de proyectos no le han bastado al PP local para revalidar la mayoría absoluta

EL tsunami que ha castigado (otra vez) al PP en todo el país también pasó ayer por Jerez. María José García-Pelayo ganó las elecciones pero su fortaleza como política y candidata no ha sido suficiente para frenar ese voto de castigo que la deja en una situación comprometida ante tres fuerzas políticas de izquierdas que suman más de lo necesario para acceder al gobierno municipal. Mirar alrededor puede servirle de cierto consuelo, pues salvo alguna excepción, los alcaldes populares han recibido varapalos similares porque sus victorias han sido apretadas o incluso han perdido.

El contagio del castigo generalizado al PP es la premisa a la hora de hacer análisis de los resultados de ayer. En clave más local hay factores que tampoco han jugado a su favor. La situación que se encontró este partido cuando llegó al gobierno municipal en 2011, con una mayoría absoluta que borró del mapa a Pilar Sánchez, era realmente desastrosa. La imagen de una ciudad en permanente conflicto, portada en diferentes medios internacionales, fue desapareciendo a partir de la segunda mitad del mandato municipal. Pero esa paz social con la que ha acabado el gobierno local del PP no ha sido suficiente para revalidar una mayoría absoluta que los jerezanos, como se ha visto, venden cada vez más cara a sus políticos. Con el pago de la deuda a los proveedores se consiguió alejar de la calle Consistorio las protestas de muchas empresas pero la situación económica de Jerez no es precisamente boyante, con cerca de 34.000 parados.

Decisiones difíciles como el ERE en el Ayuntamiento o la venta de Ajemsa han causado desgaste al gobierno de Pelayo, que se ha apoyado mucho en el Gobierno de la nación en materia económica y ha obtenido un buen trato en ocasiones. Pero esa cercanía con el equipo de Rajoy es de un tiempo a esta parte un arma de doble filo a la vista de ese castigo a unas siglas que pasan por un difícil momento. En las últimas semanas, durante la campaña, (tal vez consciente de lo difícil que lo tenía a la vista de las encuestas de verdad) el PP ha apretado el acelerador en una especie de maratón de inauguraciones, presentaciones, firmas de convenios y toda clase de actos. Acaparar de esa forma la agenda diaria de la ciudad tampoco ha sido suficiente ante unos electores escépticos que hace tiempo que dejaron de procesar esa información y que, además, consideran que todo lo que se vende a un mes de las elecciones, aunque sea una playa, es pura propaganda. A la hora de analizar a dónde han ido esos 15.000 votos que han perdido los populares cabría preguntarse también por muchos votantes del PP que, como toda forma de castigo, decidieron quedarse en casa ayer. La insistente llamada al voto del PP con el argumento de que el resto de fuerzas políticas ya tenían un pacto contra Pelayo no ha surtido el efecto esperado entre el electorado.

El golpe de gracia lo han dado en los últimos días, en plena campaña, algunos pronunciamientos judiciales en relación con la pieza separada de la trama Gürtel en Jerez que desde luego no le han ayudado en absoluto al PP.

Sumemos a todo lo anterior la irrupción de nuevas fuerzas políticas en un momento dulce y tendremos la tormenta perfecta para Pelayo y su candidatura. No les ha hecho falta a las 'fuerzas emergentes' hacer mucha campaña para entrar en el Ayuntamiento. Tenían el viento a favor desde hacía mucho tiempo. Y el PSOE, a pesar de sus visibles divisiones internas, lo tenía muy claro desde hacía meses. Sabedor de que iba a recuperar terreno tras el desastre de hace cuatro años, ha realizado una campaña de perfil bajo, jugando a no equivocarse más que a acertar. Mamen Sánchez tiene ante sí hoy unas cartas con las que hace unos meses ni siquiera soñaba con jugar. Ni ella ni la dirección andaluza.

El panorama político que se dibuja ahora en la ciudad es novedoso. La situación no tiene nada que ver con la de 2003, cuando tres partidos se disputaban la Alcaldía con resultados muy parejos. El PP apelará lógicamente a que debe gobernar la lista más votada porque no le vale un pacto con Ciudadanos y parece improbable que llegue a un acuerdo con PSOE, Ganemos o IU. Estas tres fuerzas políticas suman mayoría para gobernar, aunque ahora llega la hora del diálogo sobre posibles pactos y habrá que ver cómo se comporta en ese escenario una fuerza política como la marca de Podemos en las municipales.

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