Elecciones Andalucía

Otro intento de Rivera y Sánchez

  • El candidato de Ciudadanos redobla su veto a Rajoy, no lo apoyará ni por abstención

CATÓN colocó el higo fresco sobre una de las mesas del Senado para demostrar lo cerca que estaba Cartago de Roma, la fruta había sido recogida en una higuera de la ciudad odiada y había llegado brillante como la manzana de Eva. Cartago delenda est, Cartago debe ser destruida, y en efecto no paró de finalizar sus intervenciones con la dichosa frase hasta que Roma arrasó la ciudad de los Aníbal, Asdrúbal y Amílcar. Cada uno tiene sus manías, y Cartago no sólo era una enemiga, sino un motivo para el ascenso político y militar. "Gibraltar español" es nuestro colofón, el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, lo repitió ayer hasta por Radio Taxi, el Peñón siempre aporta. El de Exteriores es el miembro más culto del Gobierno, un levantino educado en el pijerío negurítico de Deusto, al que no le falta la frescura a pesar de su edad. "A este no lo quitan de la silla ni con agua bendita", dijo al referirse a los barones que intentan echar a Pedro Sánchez para que no pacte con Podemos. A causa de la visita de Cameron al Peñón, Margallo ha estado a punto de relatarnos otra versión de la operación Menina, pero en el PSOE. Ya saben, aquello de sustituir a Rajoy por Soraya Sáenz de Santamaría.

Pero el candidato Pedro Sánchez no está, por ahora, por la alianza con Pablo Iglesias, sino con Albert Rivera y Ciudadanos. La pista la ha dado el ex ministro Jordi Sevilla con su teoría del Gobierno para el que logre reunir el apoyo de más diputados. Si PSOE y Ciudadanos suman más escaños que el PP, Sánchez y Rivera podrán esgrimir que su coalición es la más amplia, más que la del PP y más que la de Pablo Iglesias, que también va en una alianza de partidos: En Comú, las Mareas, Compromís, los baleares e IU. De este modo, si ambos suman de 130 a 140 escaños -aún están lejos- se verán animados a volver a presentarse ante el Congreso ante la imposibilidad de que Podemos y PP formen una mayoría alternativa. Es una repetición en toda regla de lo vivido desde el mes de diciembre, pero es en eso en lo que andan los candidatos más cool, confiados de que sus partidos están mucho mejor de lo que indican los sondeos publicados. Rajoy, por su parte, quedaría peor que en los pasados comicios, con una cifra de menos de 120 escaños.

Eso son sus cálculos. A ello hay que añadir lo que explicó Albert Rivera ayer en Barcelona, que nunca apoyará a un Gobierno del PP que esté presidido por Mariano Rajoy. Ni se abstendrá. Esto es sustancial para el futuro, ni Albert Rivera ni Pedro Sánchez, al menos mientras mande, mientras no le salpique el agua bendita de García-Margallo, van a apoyar de modo activo o pasivo un Gobierno presidido por el candidato popular. El dirigente de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín, ya advirtió de modo premonitorio en este diario que Rajoy había puesto fin a su carrera política cuando desistió ante el Rey de presentar su investidura ante el Congreso. Las relaciones con Albert Rivera han ido empeorando hasta que llegó el debate a cuatro del pasado lunes, cuando el líder naranja acusó al presidente en funciones de haber cobrado del dinero que manejaba Luis Bárcenas. Ésta es la razón de fondo, Rivera sólo apoyará al PP si éste afronta una renovación en su dirección a cargo de personas que no tengan que ver con la etapa de Bárcenas. La marcha de Rajoy también podría acercar la abstención del PSOE en el caso de que Pedro Sánchez quede en tercer lugar y de que los barones lo retiren antes de la investidura.

En el PSOE están surgiendo diferencias sobre la hipotética alianza con Podemos. Meritxell Batet, mujer de confianza de Sánchez, está a favor de un Gobierno con los morados si éstos retiran el referéndum de independencia como línea roja de negociación. Sin embargo, otros barones sostienen que este pacto es imposible y, además no deseable en el caso de que el PSOE sea superado por Podemos tanto en número de escaños como en voto.

A diez días de las elecciones, España sigue navegando en la incertidumbre, de nada han servido los cinco meses de desencuentros y el dispendio de la repetición de unas elecciones; es más, cada hora que pasa se acrecienta la sensación de que España estará otra temporada sin Gobierno y que aumenta el riesgo de unos terceros comicios. Rajoy insistió ayer en su idea de una gran coalición que agrupe también a socialistas y naranjas. Las terceras elecciones "serían un ridículo monumental", comentó el presidente en funciones. Mientras el virtual empate a tres no se resuelva, en las urnas o en otros espacios políticos, el acuerdo se seguirá presentando muy complicado. Hay quien sostiene que si se produce el Brexit, habrá un viernes negro en las bolsas que favorezca el voto al PP por miedo al futuro inmediato.

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