Elecciones

Ni Rajoy, ni Rubalcaba decidirán los resultados en la provincia

  • Las infraestructuras volverá a ser el caballo de batalla en las promesas electorales · El compromiso de inversiones que ha supuesto el corredor mediterráneo, agricultura y comunicaciones serán los restantes

POR primera vez desde que se recuerda en la provincia de Almería, ninguno de los dos candidatos de los dos principales partidos contendientes a la Presidencia del Gobierno, visitará la provincia de Almería en los próximos 15 días. Una campaña sin Mariano Rajoy, ni Alfredo Pérez Rubalcaba da buena cuenta de lo que se juegan ambos en la provincia; absolutamente nada. Si en el conjunto del país, el resultado es lo de menos, en Almería es aún menos determinante; el principal enigma a resolver en la noche del próximo 20-N será el conocer por cuánta diferencia vencen los populares a un PSOE en proceso de reconstrucción. Detalles como la fortaleza de la nueva dirección socialista que podría salvar su imagen con una derrota por 4 a 2 (en la actualidad tienen tres representantes cada uno) o si el 5 a 1 anunciado por el presidente del PP en la provincia, Gabriel Amat se cumple lo que sería la segunda debacle histórica desde el 22 de mayo y un futuro en el que no sería aventurado prever un resurgir de las batallas internas en la calle Pablo Iglesias.

Sea como fuere, el reciente anuncio del pasado 19 de noviembre en el que la Unión Europea ha respaldado el trazado del corredor mediterráneo por la capital almeriense con una importancia que pocos podían apostar a priori que incluye las dos líneas del AVE que la conectarán con Murcia y con Granada antes de 2020, han venido a animar una legislatura en la que los recortes amenazaban con adueñarse del panorama de infraestructuras. El impulso o retraso que se den a las obras actualmente en marcha con cuatro tramos en obras (los más complejos) y los restantes a punto de concluir su licitación o los accesos al Puerto de la capital, así como el compromiso que deberá mantenerse (o no) con el soterramiento del ferrocarril a su paso por la capital, serán buena parte de los puntos de referencia de esos retos que cada cuatro años se juega la provincia, siempre con la A-7 en un punto de referencia que parece inalcanzable.

La protección de la agricultura ante la crisis surgida tras la alerta sanitaria alemana de la bacteria E.Coli y, aún más importante, la actitud del Ejecutivo (¿con la recuperación del Ministerio de Agricultura?) ante la reforma de la Política Agraria Común que se ceba en las explotaciones almerienses, serán paradas obligatorias en Bruselas junto con un languideciente sector pesquero que se enfrenta a la restructuración más grave (y la lleva más de una) desde la entrada en la UE. La resurrección del Plan Hidrológico Nacional ha vuelto a poner sobre la mesa algo que no la abandonó nunca, como es la política hidráulica ahora que el déficit hídrico se deba por enterrado.

Después del control que el PP ejerce sobre los Ayuntamientos tras la apabullante victoria en las municipales, incluso con sorpresas monumentales como la de El Ejido, la recuperación de la Diputación Provincial, los resortes del Gobierno central esperan a unos populares que deberán administrar esa victoria conscientes de que esos votos siempre se prestan, no se venden.

Los compromisos que se determinen, especialmente en el capítulo de inversiones en tiempos de casi zozobra económica, determinarán el futuro de la legislatura más compleja desde el advenimiento de la democracia . Desde la sede del Paseo de Almería, se quieren ver estas elecciones como una segunda vuelta de aquellas. Faltaría la tercera que tendrá su parada el próximo mes de marzo. Hasta entonces, el futuro comienza para Almería el próximo día 20, con el debe aún lleno de cosas por hacer, de deudas aún pendientes que serán cocinadas por los propios candidatos provinciales con ayuda de los regionales. Griñán y Arenas repetirán porque ni a Rajoy, ni a Rubalcaba se les espera.

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