Elecciones

Almería es popular

  • Es la provincia andaluza con más votos al proyecto de Rajoy. El PSOE se hunde a su mínimo histórico. C's se consolida como la tercera fuerza. El blindaje del general falló.

En su visita en el arranque de la campaña, Mariano Rajoy lo dejó plasmado por escrito. Después de darse un baño de masas en El Ejido y Adra, además de saborear un helado típico, escribió un tuit  dando fé como buen notario de que "Almería es popular". Y así ha sido. Tampoco era novedad. Lo viene siendo desde hace más de una década, si bien en las tres últimas citas con las urnas había más preocupación que euforia por el retroceso en papeletas a pesar de las frecuentes victorias. En la noche de domingo, era otro ambiente. Entusiasmo y alegría palpable y vehemente. No era la habitual estampa de familia con los brazos alzados ni la forzada pirotecnia en redes sociales. En cada gesto, en cada abrazo de su particular backstage, primero en la sede provincial y después en el Círculo Mercantil, había mucho de júbilo, pero también de alivio. Frenaban la dinámica del fin de ciclo para remontar el vuelo en su intento de no perder la hegemonía. De los dos escaños que lograron en diciembre con 117.635 votos pasan a tres plazas en el Congreso con 131.377 sufragios, la única fuerza que crece y lo hace además con solidez.

El 26 de junio se volvieron a distanciar de los socialistas en más de 25 puntos y suben  nada menos que en 13.742 sufragios frente a los casi cinco mil que pierden los socialistas y 2.827 de la lista de Ciudadanos. Almería es una de las provincias del país con un mayor porcentaje de respaldo al proyecto de Mariano Rajoy y en Andalucía vuelven a ser los que se colocan al frente de la marea azul.

El resto de circunscripciones oscilan entre el 29% de votos al PP en Sevilla y el 35% de Jaén y Granada. Pero en Almería son diez puntos más para un partido que se han convertido en lento pero infatigable rodillo bajo la tutela de Gabriel Amat. Cuando parecía que el desgaste seguiría mermando su consolidación en la provincia, los populares han sabido movilizar a su militancia y bases y vuelven a ser el corcho que siempre sale a flote. Lejos quedan de los cuatro diputados y casi el 58% de votos cosechados por la candidatura del PP en las generales de 2011, si bien fue un techo histórico inaccesible en un nuevo escenario político de voto fragmentado en el que, pese a la atomización del espectro parlamentario, siguen alternándose la victoria con el PSOE desde las primeras elecciones democráticas.

El PP de Almería ha logrado más votos incluso en los feudos de gobierno municipal socialista o independiente como Vícar, Níjar, Albox, Benahadux y Vera, además de mejorar los resultados en los grandes núcleos del litoral como Adra, El Ejido, Roquetas y La Mojonera. El Valle del Almanzora es otro de sus bastiones y sólo el Nacimiento resiste al empuje de los populares. Otros municipios en los que no gobiernan los socialistas y, sin embargo, ganaron en sufragios el 26-J son Gérgal, Berja y Carboneras. Pero poco más. El PSOE de José Luis Sánchez Teruel está hoy en su mínimo histórico de votos, con 84.517, y después de recortar distancias con el PP el 20 de diciembre se han separado más de la cuenta. No sólo se ha roto su empate a dos diputados, el partido con mayor fidelidad de los almerienses, al quedarse con el sexto escaño, ha quebrado el esquema cuatripartito de nuevo cuño a las primeras de cambio. 

Podemos ha vuelto a la casilla de salida en Almería, después de un batacazo en su confluencia con Izquierda Unida y Equo que lo ha dejado sin representación en las Cortes. El intento de Pablo Iglesias de blindar la presencia del general y exjefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Julio Rodríguez, en el futuro grupo parlamentario fracasó en la misma medida que el sorpasso. No lo lograron como número dos por Zaragoza y tampoco ha sido posible como cabeza de lista por Almería, una provincia que hasta la fecha no penalizaba cuneros y sin compromiso. De hecho, Julio Rodríguez se esforzó mucho más en cuestión de días por estrechar vínculos con una provincia ajena que el anterior candidato David Bravo, abogado sevillano que no se interesó lo más mínimo por la circunscripción que representó en la legislatura más corta de la democracia. A Unidos Podemos le crecieron los enanos desde un primer momento.

La ruptura con las formaciones de la confluencia pudo superarse y se apaciguaron las hostilidades, pero no logró la movilización esperada por falta de apego con sus compañeros de viaje sin necesidad de que fueran visibles sus peleas intestinas. Se equivocaron de partitura con la designación de un paracaidista, por mediático que resultara, y el acto multitudinario del Teatro Cervantes se diluyó fruto de una sangría electoral de la izquierda.  "Estamos con vosotros, pero no somos uno de los vuestros", decía Winston Churchill a propósito de Europa. Algo así ha debido pasar por la cabeza de la militancia de Izquierda Unida que ha aportado bien poco en votos en un cálculo que merece un análisis detenido aunque a simple ojo han salido las cuentas.

Podemos cosechó en diciembre 39.482 papeletas y en su concurrencia con comunistas y ecologistas apenas creció en 500 votos este domingo. Hay un ejemplo bien claro de la pérdida del papel catalizador del cambio que ha supuesto la confluencia. Izquierda Unida acaparó en las municipales de mayo de 2015 se hizo con la Alcaldía de Rioja con 427 votos, el 49,48% del total. Y ayer apenas fueron 180 los que se depositaron en las urnas para la formación Unidos Podemos. No han logrado sacar rédito, todo lo contrario, a la repetida debilidad del bipartidismo que en Almería ha pasado de largo.

El único que la viene sufriendo de lleno es el PSOE, si bien amarrar el segundo escaño le ha servido para no dar la guerra por perdida. El alcalde de Benahadux, Juan Jiménez, será nuevamente diputado en el Congreso después de un par de semanas de vértigo demoscópico tras un sondeo preelectoral del CIS que lo dejaba sin escaño.

La campaña de los socialistas pecó, entre otras cosas, del patriotismo provincial con su movilización, al parecer sin recompensa, bajo el lema Somos almerienses. Y es que  se ha dejado de poner el énfasis en los programas y el foco deriva hacia candidatos y procedencias.  Hasta el PP, que lanzó en masa a sus militantes y correligionarios por toda la provincia, pasó casi de puntillas por los problemas de los almerienses, incluso laxos en su solución como la desalación y la bonificación del agua para los regantes, recurriendo sin más al tirón del presidente del Gobierno en funciones en un plano ajeno a la micropolítica. Las ideologías son delgadas y la pedagogía de los populares, basada sobre todo en sacrificio y recuperación para la estabilidad frente al modelo de los morados, ha calado hondo en la provincia frenando el sorpasso y dejando en simulacro lo que se pronosticaba como un terremoto electoral del cambio. 

 

Ciudadanos ha conseguido ser nuevamente la tercera fuerza de la provincia y, si bien retrocedió ligeramente en votos, también ha sacado partido fomentando las antipatías contra el populismo y sus ensoñaciones antiburguesas. Diego Clemente repetirá en el Congreso después de una larga y sufrida noche electoral en la que estuvieron a 1.673 votos de que les adelantara la candidatura del general de Podemos. Pero no fue así. Y serán tres las formaciones con representación en la Cámara Baja, mientras que en el Senado se mantiene el desequilibrio de sillones con tres a uno a favor de los populares. Con la novedad de que Maribel Sánchez adelanta a Eugenio Gonzálvez por casi 200 votos. Almería es popular. 

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