Jesús Maeso | Escritor

"Con España, se performa el mundo en todas sus aristas"

"Con España, se performa el mundo en todas sus aristas"

"Con España, se performa el mundo en todas sus aristas" / jesús maeso

El de Jesús Maeso (Úbeda, 1949), es uno de los nombres referentes en la novela histórica. Acaba de ganar en la Semana Negra de Gijón el premio a la mejor novela histórica y es autor de títulos como Al Gazal, La piedra del destino, La cúpula del mundo o El lazo púrpura de Jerusalén. También se hizo con premios como el Caja de Granada o el Ivanhoe. Ahora cambia de piel bajo el pseudónimo de Morgan Scott (un guiño a las aventuras de piratas), para contar la conquista de Hernán Cortés desde el punto de vista de un azteca en Los hijos del sol.

-¿Por qué surge ahora Morgan Scott?

-El seudónimo es casi una cuestión de marketing: cuando presenté Los hijos del sol a mi editorial (Penguin), me dijeron que no estaban acostumbrados a sacar en un mismo año dos novelas de un único autor, así que la solución era firmar con otro nombre. Los Morgan eran siempre los piratas malos de mi infancia, y me encantaban.

"Parece que, para no molestar a nadie, hayamos condenado la conquista de México a la indiferencia"

-Los hijos del sol, que novela la conquista de Cortés, llega justo en la polémica de dos visiones sobre el hecho: la de Elvira Roca y la de Villacañas.

-Mientras los anglosajones en sus libros han elevado la conquista de México al rango de epopeya, aquí hemos sufrido una especie de buenismo para que nadie se vaya a molestar, y la hemos dejado en un plano de indiferencia. Por eso he considerado fundamental que la conquista de México se narre desde la perspectiva de un azteca, Ocelotl, que cuenta cómo fue para ellos la llegada de "los hijos del Sol". Llegaban en barcos inmensos, con los morrones plateados, a lomos de unas bestias incomprensibles, que tenían en las manos unas espadas que brillaban como rayos... eran dioses.

-Fue una suerte que coincidieran con su mitología.

-Es novedoso cómo los confunden con dioses. Sobre todo a Alvarado, que era muy rubio, al que consideraban especial. Coincidieron dos utopías, las suyas y la nuestras: las Islas de San Barandán, las Siete Ciudades del Oro. Los conquistadores tuvieron, además, la suerte de dar con un gobierno, el azteca, que era especialmente cruel y tenía subyugados y humillados a un montón de pueblos. Fue necesaria una gran coalición de tribus para que 500 personas vencieran a millones. Cortés no es un cuidador de cerdos, como Pizarro, ha pasado por Salamanca: tenía una visión mucho más estratégica de las cosas.

-Qué han hecho por nosotros los romanos...

-A la presencia española hay que darle su dimensión a la hora de fundar el gran Estado y nación de México. Los españoles fundaron la universidad y la primera imprenta de América, ciudades como San Agustín, desecaron los pantanos... Llegan los españoles y había casi ocho millones de amerindios. La tipología principal ahora mismo en Iberoamérica es la mestiza: se crea una nueva raza de 400 millones de personas. Desde luego, no hubo un genocidio tan brutal como el que se dio en América del Norte. Darwin o Humboldt decían que no habían visto tanta prosperidad en todas las ciudades del Nuevo Continente como en México. No fuimos a colonizar, sino a civilizar.

-Hombre, no era por altruismo. El Imperio Español necesitaba quien sirviera en los campos, quien sirviera en las minas.

-Todo encuentro entre civilizaciones es violento, y la muerte en tropel era lo que se llevaba. Pero, dentro de todo lo malo que pudimos aportar, demostramos ser mucho más inteligentes que los anglosajones. Necesitábamos a los indios para trabajar, sí: pero las Leyes de Indias prohibían la esclavitud, y se cumplían. En Nuevo México y Nueva España existía el concepto de la Paz de Mercado; la famosa globalización comercial la empezamos nosotros con el Galeón de Manila, que era un mastodonte, descubriendo por el camino la corriente del Pacífico...

-Este año es el V centenario de la I circunnavegación.

-Hay que asumir que, en la época de los grandes descubrimientos, alguien tendría que haber llegado a dar la vuelta al mundo en algún momento, pero eso no quita mérito a la aventura. Creo que el Estado español ha llegado tarde y mal a estas conmemoraciones. Parece que detrás de ella estuvo Portugal, cuando la gesta fue española: fue financiada por España. Seamos consecuentes y démonos importancia. Con España, se performa el mundo en todos sus aspectos. Estados Unidos reconoce que, por ejemplo, sin la ayuda de Bernardo de Gálvez, jamás hubieran sido independientes.

-Digamos que está más a favor de desmontar la leyenda negra.

-Es que muchos de los tópicos de la leyenda negra no son verdad, y para descubrirlo no hay más que asomarse a las grandes obras de la historia. Lo que hicieron los anglosajones no tiene nombre. Cortés, sin embargo, siempre le dio su sitio a Moctezuma. Los indígenas acusaban a los españoles de ser excesivamente codiciosos del oro. Y sí, lo eran. Pero también cambiaron los sacrificios humanos (veinte o treinta mil jóvenes) por el derecho romano, que es uno de los elementos claves de la civilización, y por una religión más compasiva, que llegó, además, de manos de los franciscanos.

-¿Qué hay de cierto en ese episodio mítico de la quema de naves?

-Pues parece que Hernán Cortés las quemó porque estaban hechas polvo. No hay mucho más misterio.

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