andrés pérez domínguez. Escritor

"Existe una Andalucía que ni reniega ni es chovinista"

-Vuelve con una novela, Los dioses cansados (Alianza), en la que se funden la crisis de un personaje con la crisis económica y la crisis de valores de una época. ¿Imposible aislarse en estos tiempos de la palabra crisis?

-Supongo que es complicado, y más en una novela negra, pues no hay que olvidar que este género nació en Estados Unidos en los años 30, en el contexto de la mayor crisis que se ha vivido en la historia contemporánea. Es un género que te permite muy bien mostrar las partes menos visibles de la realidad y eso hace que funcione muy bien en tiempos de crisis. Llega de forma efectiva donde de otro modo es difícil llegar.

-Sus novelas más populares están ambientadas en la Europa turbia de la II Guerra Mundial y sus aledaños, pero ahora vuelve a su mirada a su propio tiempo y a sus propias turbulencias. ¿Otro efecto de la crisis?

-La crisis me afecta, claro, como a todos nos afecta de una u otra forma, porque en realidad asistimos a un cambio de era y no a una simple recesión económica. Vienen nuevos tiempos y en ellos hay que acostumbrarse a vivir con menos porque lo de antes no volverá, desengañémonos. Como novelista me apetecía tomarle el pulso a esta realidad y lo he hecho a mi modo: filtrándola a través de la ficción. No sabría hacerlo de otro modo mejor.

-En el proceso de investigación ha convivido y charlado con agentes de la Jefatura Superior de la Policía de Andalucía Occidental. ¿Qué tal la experiencia?

-Muy interesante, y me ha servido de mucho. Tuve la suerte de que algunos agentes eran lectores de mis novelas, y esa coincidencia me facilitó las cosas. Conocer como se trabaja en Homicidios o en la Policía Científica me ha sido de enorme utilidad y lo que se ve en mi novela es sólo la punta del iceberg de lo que he podido aprender en el proceso de documentación. Lo que me ha quedado claro es que los policías son gente profesional, muy alejada de tópicos y bien formada, y la mayoría te reconoce que jamás ha tenido que utilizar su arma. Son gente, eso sí, reservada y especial, por las características su profesión, y tampoco lo cuentan todo. A mí me pidieron que fuese justo con su labor al escribir sobre ellos y creo que lo he sido.

-Sevilla es fundamental en la novela. ¿Por qué Sevilla?

-Ambiento la novela en Sevilla como la podía haber ambientado en otra parte, pero Sevilla es mi ciudad, soy sevillano, y sabía que me podía dar una atmósfera, y eso es muy importante en la novela negra, donde el entorno es un personaje. Sevilla juega un papel simbólico importante. No es la primera vez sin embargo que la ciudad aparece en mi obra, pues ya salía en La clave Pinner. Sevilla es un escenario muy literario, y no hablo de los tópicos.

-En su generación existen escritores y cineastas que se están alejando de los clichés andaluces y muestran otra realidad. El policía de 'Los dioses cansados' es un claro ejemplo. Y eso se agradece, de verdad.

-Pues sí, porque existe una Andalucía intermedia, un tipo de andaluz que ni es el que vive con pasión las tradiciones ni el que no las soporta. Hay otro tipo de andaluces que conviven bien entre la tradición y la modernidad, sin chovinismo pero sin renegar. Quizá sean atípicos, pero existen, y Nicolás Gallardo da ese perfil. Él no participa de las fiestas autóctonas, está al margen de ellas, pero tampoco le molestan y es respetuoso. Yo intento retratar la Andalucía real, en la que nací y en la que vivo, y para nada quiero parecerme a esas novelas negras británicas ambientadas aquí en las que todo está lleno de folclóricas y toreros. Andalucía es una tierra estupenda, muy diversa, y a veces ni nosotros la conocemos bien. Hay que intentar contarla alejándose de los tópicos y hay que reivindicar lo que es nuestro. El acento, por ejemplo. Yo hablo inglés y alemán y puedo hablarlo de forma neutra, pero el español me gusta hablarlo con nuestro acento.

-Escribe sus novelas a mano, con pluma y paciencia de amanuense. ¿Se siente usted el penúltimo clásico?

-Bueno, es una costumbre, nada más, y que viene de lo mucho que me gusta el contacto con el papel. Tengo la sensación además de que las ideas se me desvelan mejor si escribo a mano, como si ese ritmo fuese el más adecuado para mí. Escribo así y luego lo voy pasando. Pero no es que sea ajeno ni reacio a las nuevas tecnologías, pues soy activo en Twitter y Facebook. Ambas redes me permiten contactar con los lectores, y eso es muy valioso, aunque también me han deparado algún capítulo oscuro que es mejor ni contar.

-Por las redes, precisamente, se sabe de su amor por su perro y por su condición de cinturón negro de kárate. Escritores con perro hay muchos, pero escritores karatekas no tantos.

-El perro, que se llama Mowgli, se ha hecho famoso en Facebook y cuando subo una foto suya tiene más me gusta que cuando hablo de cualquier otra cosa. Triunfa, sí (risas). El kárate, que también le llama la atención a la gente, lo llevo practicando desde hace 35 años, mucho antes de que me hubiese dedicado a escribir. Es un deporte que me viene bien, que me ha permitido conocer personas valiosas y que sirve de contrapunto a la vida solitaria del escritor. Porque la gente observa el brillo de las promociones, pero casi nadie sabe que detrás hay muchos meses de trabajo solitario. El kárate, mis colaboraciones en radio y los viajes me ayudan a mantener un equilibrio saludable.

-Gallardo me da que es un policía que ha venido para quedarse...

-La novela la acabé en diciembre de 2014 y ahora estoy con otro proyecto. Pero es verdad que hay personajes que van más allá de una novela y quizá éste sea uno de ellos. Ya se verá. Cada cosa en su momento.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios