Entrevistas

"Localicé al enterrador y me llevó a la fosa de Lorca"

-¿Qué diría Lorca si levantara la cabeza?

-Estoy convencido de que defendería la búsqueda de sus restos, porque él estaba siempre con el prójimo. Querría que se buscase a los muertos de la guerra y se les diese digno entierro. Los ganadores ya lo hicieron.

-¿No sería preferible olvidar?

-¿Olvidar qué? En el caso de su asesinato no sabemos cómo fue. Existen mil versiones acerca del lugar de su entierro. Hay que conocer la verdad antes de poder olvidar.

-¿Cómo delimitó usted el posible lugar de enterramiento?

-Estuve en Granada en el año 65 y localicé al enterrador. Fue difícil encontrarle, pero finalmente lo logré y me llevó al sitio, en el municipio de Alfacar. Diez años antes llevó a otro investigador al mismo sitio y todos los datos coinciden.

-¿Hubo otro investigador?

-Me precedió Agustín Penón, que murió sin publicar su libro, pero conocimos sus papeles. Manuel Castilla Blanco nos indicó el lugar en el que enterró a las víctimas de aquella madrugada: Lorca, el maestro republicano y dos banderilleros muy conocidos en Granada.

-¿Y qué pasa si el poeta no está allí?

-Habrá que determinar si ha habido movimientos en la fosa. Los expertos están muy capacitados. Si están los otros y él no, es que se lo llevaron. ¿Cuándo? Para todo eso habrá que esperar el resultado de la investigación.

-¿Por qué no dejan que descanse en paz?

-¿Quién dice que está en paz? Nadie puede estar en paz tirado como un perro en una cuneta.

-La familia de Lorca no era partidaria de la identificación.

-Tienen que comprender que es el poeta español más amado de todos los tiempos en el mundo. La gente se identifica con su mensaje de amor al prójimo. Van a ver Bodas de sangre o La casa de Bernarda Alba y salen impactados.

-Pero esa es otra cuestión.

-La familia debería entender que quienes amamos la obra de Lorca y admiramos al hombre tenemos la necesidad de saber si está allí. No nos basta saber si está más o menos por aquellos andurriales.

-¿Lo de devolver la Medalla de Andalucía sigue en pie?

-Sí, sí. Me causaría un dolor tremendo, porque significa mucho para mí, pero es una medalla otorgada al señor Gibson por sus trabajos sobre Lorca, empezando por su investigación sobre el asesinato y sobre la represión en Granada. Y, claro, si la Junta no es capaz de decirme si está o no está, yo desde luego voy a devolver la medalla.

-¿No exagera?

-No. Sería terrible, e incluso cruel, seguir en esta incertidumbre. Cruel también hacia la memoria del enterrador, que me llevó al sitio arriesgando su seguridad personal, porque estaba prohibido.

-¿Cómo se fijó en Lorca?

-Fue una atracción de joven. Estudiaba el idioma y empecé con el Romancero gitano. Sus imágenes telúricas me hablaban de una manera muy profunda. Tal vez porque soy irlandés.

-¿Tenemos algo en común?

-Nuestra literatura tiene raíces rurales también muy hondas. Solo que Andalucía está más al sur. Más soleada, digamos. Y cuando conocí Granada, la Alhambra, la Vega, nació un amor que me transformó.

-¿Tanto le influyó la poesía lorquiana?

-Nunca volví a ser del todo la misma persona. Lorca me suscitó una pasión, una necesidad de conocer España, a los 18 años. Me metí en su mundo, su política, su música, su dramaturgia y poesía. Y no salí.

-¿Como resumiría el sentido de su obra?

-Lorca se identifica, por su condición de marginado sexual, con todos aquellos que no pueden vivir su vida. Empezando la mujer y su falta de derechos. La casa de Bernarda Alba, con esa madre tiránica...

-¿Qué destacaría de su figura?

-Es un Lope de Vega moderno, aunque no tan prolífico, dado que solo vivió 38 años. En ambos se da la síntesis de lo popular con lo culto. Lorca pasó sus primeros 11 años en una comunidad rural granadina y recibió en la sangre la cultura popular andaluza, poética y musical.

-¿Era un buen músico?

-Tenía unos dones artísticos extraordinarios. Luego, en la Universidad, se transforma en europeo con las raíces hundidas en la cultura andaluza.

-¿Por qué hay tantos hispanistas?

-España es un país muy complejo, a mi juicio el más complejo de Occidente, por eso hacen falta especialistas. Si hubiera habido estabilidad a lo largo de siglos los españoles hubieran hecho todo ese trabajo. Pero nunca hubo sosiego.

-¿Somos un país desmemoriado?

-Es un país con una historia complicada, difícil de conocer. Aquí no hubo exactamente una Edad Media, sino una mezcla de razas y culturas única en el mundo y que se conoce mal. ¡Nadie sabe árabe, no se enseña para nada en este país!

-Y usted lo reprocha.

-Pienso que hay una especie de amnesia, como si no fuera con los españoles el haber sido una mezcla de razas que se refleja en el idioma, la cultura, la arquitectura, en todo.

-Esa amnesia es fruto de…

-Fruto de la imposición de una historia oficial según la cual lo español es exclusivamente católico. Una imposición de siglos.

-¿Cree que aún hay dos Españas?

-Subsiste algo. No es normal que aún haya 100.000 republicanos muertos en fosas comunes. Los turistas alemanes se quedan atónitos cuando ven, como en Granada, un monumento a José Antonio Primo de Rivera.

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