Pablo Aguilar | Jugador de baloncesto

"No he visto un japonés cabreado"

Pablo Aguilar bota el balón en su estreno en el Kawasaki Brave Thunders japonés.

Pablo Aguilar bota el balón en su estreno en el Kawasaki Brave Thunders japonés. / M. G.

Pablo Aguilar Bermúdez, granadino del 89, fue uno de los niños prodigio del baloncesto español cuando lo fichó el Real Madrid para su cantera. Pasada la treintena, hace un sincero balance. "Como europeo que empezó joven como profesional me queda la espinita clavada de la NBA, pero no tuve la oportunidad. Aun así, estoy orgulloso de lo logrado: 10 años por ahora en la ACB, luego en Croacia, Italia, Japón... He vivido experiencias increíbles", asegura. Como la de ahora. Lleva un mes en el Kawasaki Brave Thunders tras superar un tortuoso camino por una lesión de muñeca.

–¿Cuánto tiempo lleva en Japón?

–Llegué el 19 de febrero.

–Logró 12 puntos y 11 rebotes en su debut en Japón. ¿No se siente un abusón en ese país de bajitos?

–Qué va, tras tanto tiempo sin jugar fue bueno volver a las pistas y que la muñeca izquierda no me molestase después de darme guerra 10 meses. Me sorprendió para bien el nivel de la liga.

–Tras tanta inactividad, juega y la liga se suspende hasta el 3 de abril...

–Se suspendió por las circunstancias en otros países y por posibles casos de coronavirus dentro de la liga, pero han dado negativo. La incertidumbre y el miedo en los vestuarios provocaron esta suspensión.

–¿La liga acaba en mayo?

–No sabemos, el lunes (hoy) hay otra reunión de urgencia.

–Le cuenta el entrenador Luis Guil, técnico del Saga Balloners, al colega Juan Jiménez que el coronavirus en Japón está controlado y hacen vida normal. ¿Da fe o no quieren preocupar más a sus familias?

–No, no, aquí la vida es totalmente es normal. Ahora [la entrevista fue el jueves] voy a cenar en Tokio con Luis, su ayudante y Sebas Saiz, que juega en el Sun Rockers Shibuya. La gente va casi siempre con mascarilla y son muy pulcros en el aseo. Ellos no se tocan al saludarse, no son como nosotros, pero la gente entra y sale, va al supermercado, al centro comercial, al cine, hace deporte en la calle, en las pistas de la ciudad y van a trabajar con normalidad.

–¿Tiene morriña de España aunque lleve poco allí?

–Siempre hay morriña, pero este país me encanta, la cultura me gusta muchísimo y trato de aprovechar al máximo todo lo que lo rodea fuera del deporte. Somos privilegiados por estar en un sitio al que mucha gente querría venir.

–No se recuerda la última vez que un japonés dio un beso o un abrazo, la cultura nipona es mano de santo para no expandir el brote, ¿no?

–Sí, la cultura que tienen, la higiene y el respeto a la salud de los demás son primordiales para combatir el brote.

"La única parte positiva de la pandemia es que todos vamos a una en España, eso era muy difícil antes"

–Japón y España lideran la esperanza de vida y el Covid-19 ataca principalmente a los ancianos. ¿No hay histeria con los abuelos?

–Aquí no. Es cierto que no sabemos si las cifras públicas son del todo reales, pero la histeria no está en ningún ámbito. No sé si la gente con familia mayor estará preocupada pero por la calle no.

–Hizo un gran sacrificio en verano para estar en la concentración de la selección, pero tenía la muñeca hecha un cristo...

–Sí, me lesioné en mayo, a priori eran cinco o seis meses de recuperación y a los dos estaba entrenando con la selección. Hice todo lo posible, pero no pude y luego la única opción era operarme. Lo intenté, lo vi como una oportunidad y salió cruz.

–Cuando se quedó sin equipo, antes de irse a Asia, Scariolo quiso llevarlo a las ventanas y lo esperó, pero no hubo forma.

–Sí, me llamó para ir a esta última ventana, pero justo estaba para volver a jugar, manejaba varias ofertas, una ésta de Japón, y veía como prioridad tener un contrato. Por eso no fui.

–Si persisten las suspensiones en Europa y EEUU, ¿gana opciones de estar en la selección olímpica?

–Ojalá, no lo sé. Estar en la selección es para todos un sueño, siempre lo he dicho y he ido cuando he podido, así que ojalá pueda luchar por un puesto en los Juegos.

–Porque las autoridades allí siguen en sus trece de no aplazar los Juegos...

–Sí, aquí no quieren aplazar los Juegos en ningún momento. Lo valorarán en función de la situación, pero harán todo lo posible para que se lleven a cabo porque la inversión ha sido brutal.

–Ha jugado en el Real Madrid, CB Granada, CAI Zaragoza, Valencia Básket, Gran Canaria, Cedevita Zagreb, Pallacanestro Reggiana, Iberostar Tenerife y Kawasaki Brave Thunder. Parece un trotamundos yanqui de los que hacían carrera en Europa.

–Las circunstancias se han dado así...

–Y no es tan viejo.

–Bueno, ya no tengo 25 tacos. También llevo mucho tiempo jugando a esto, pero sí es verdad que son circunstancias y los últimos años quería probar la experiencia fuera de España y, mire por dónde, voy a jugar en cuatro equipos en dos temporadas.

–Estela Royo, su mujer, es baloncestista profesional. Ahora que la tiene en Granada tras fichar por el Grupo Hacesa RACA se va usted a la quinta puñeta.

–Estuvimos juntos en Granada los cuatro meses de recuperación y ella estaba jugando. Luego me vine a Japón, la dejé sola allí, pero se ha vuelto a Zaragoza con su familia, esto del virus merece pasarlo con la familia.

–Ella le gana en experiencias extranjeras: Inglaterra, Australia, Argentina, Croacia… ¿Me dejó alguno?

–Italia. Ella sí que es una trotamundos. No le importa viajar, no.

–En Japón no existe la mala follá, pero ver a uno de allí cabreado debe ser toda una experiencia.

–No lo sé. Llevo aquí un mes y todavía no he visto a un japonés cabreado, en serio.

–Estará harto de turistas siendo granadino. ¿Le ve a esta pandemia, al menos por ahí, la parte buena?

–El turismo siempre viene bien y más en España. Sobre la pandemia lo importante es que se ha logrado que todo el mundo vaya a una en España, eso era muy difícil y es la parte más positiva, ver que la gente se apoya sin pensar de dónde eres, y todo el mundo está haciendo caso a las autoridades sanitarias.

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