carlos taillefer, Productor de cine

"Es difícil identificarse con un cine español tan chabacano"

"Es difícil identificarse con un cine español tan chabacano"

"Es difícil identificarse con un cine español tan chabacano" / jesús mérida

Un quijote de la pantalla grande. Carlos Taillefer (Málaga, 1954) debutó como director en 1978 con el controvertido documental sobre la Semana Santa malagueña Por la gracia de Dios. Ha sido director de producción para cineastas como Víctor Erice, Pilar Miró y Roman Polanski, y ejerció de productor ejecutivo para Antonio Banderas en El camino de los ingleses antes de fundar en 2010 Utopía Films. Académico de San Telmo, acaba de publicar en Ediciones del Genal En busca del Paraíso, su guión coescrito junto a Javier García-Mauriño sobre Gerald Brenan y Gamel Woolsey.

-¿Mantiene la esperanza de rodar En busca del Paraíso, la historia malagueña de Gerald Brenan y Gamel Woolsey?

-La esperanza la había perdido. El guión que escribí con Javier García-Mauriño allá por el 96 terminó en un cajón. Después, supe que Antonio Banderas quería dirigir la adaptación de Málaga en llamas, la novela de Gamel Woolsey que se centraba en la Guerra Civil. El proyecto de En busca del Paraíso abarcaba mucho más, pero aun así le presenté el guión a Banderas. Le gustó y entré en su productora, Green Moon, para poner en marcha Málaga en llamas, pero al final Banderas cambió de opinión y dirigió El camino de los ingleses, con lo que la historia volvió al cajón. El año pasado salió la oportunidad de publicar el guión, y eso hicimos. La acogida ha sido muy buena, así que tal vez ahora se abran las puertas del rodaje.

La Ley del Cine de Andalucía no servirá de nada si no hay voluntad política para dotarla y aplicarla"

-¿Llegará antes su biopic de Bernardo de Gálvez?

-Ese rodaje sólo se podría levantar con financiación de EEUU. Pero además, si yo logro armar el paquete mínimo de producción para empezar a buscar inversores americanos, ¿quién me garantiza que la HBO no lo va a hacer antes por su cuenta? Entonces, no tendría más remedio que abandonar el proyecto. Y nadie puede darme esa garantía. Hoy día, esto no me interesa. Soy un productor pequeño. Si saltara, lo más fácil sería que me quedara fuera.

-¿Es posible vivir del cine de autor en España?

-No, ni de casi ningún otro. Es que no ha habido una voluntad política para ello en los últimos siete años. ¿Qué es lo primero que hizo Rajoy cuando llegó al Gobierno? Eliminar el Ministerio de Cultura. Y ya en el primer Consejo de Ministros se cargó la copia privada, una medida contra la que los productores hemos estado seis años de pleitos en Europa, que, por cierto, hemos ganado. La gestión de José María Lassalle como secretario de Estado fue sencillamente nefasta. Y luego está la financiación que cada Gobierno dedica al sector.

-Nada que ver con Francia.

-No, olvídate de Francia. Cuando Berlanga decía que había que copiar la ley francesa del cine punto por punto se equivocaba. Primero, porque no somos franceses: el cine en Francia es una cuestión de Estado. Segundo, porque la inversión anual supera allí los setecientos millones. Podríamos tener más que ver por razones sociales y culturales con Italia, donde, en los dos últimos años, los gobiernos han dedicado al sector cuatrocientos millones de euros. En España, con la ley del cine de Zapatero, llegaron a destinarse noventa millones. Y ahora estamos en treinta. Ésa es la realidad. No digo que el dinero sea la única razón para que se deje de hacer cine, pero sí que las cifras revelan el grado de voluntad política.

-Pero, ¿no sería ventajoso un modelo proteccionista para la cuota de pantalla?

-El problema es estructural. La cuota de pantalla del cine español oscila entre un 10% y un 17%, cuando en Italia, Polonia y Alemania está por encima del 25%. De nuevo no conviene compararnos con Francia porque allí ha llegado a estar al 53%: es decir, que la gente va a ver más cine francés que de cualquier otra parte. Si no consigues que tu público vaya a ver tu cine, lo que te queda es una industria raquítica y conflictiva. Y parte de esta responsabilidad recae en los productores.

-¿Se refiere a la posibilidad de hacer buen cine?

-Sí. El cine español está muy distanciado de una identificación social. Buena parte del cine argentino cala en mucha gente porque sus películas cuentan cuestiones particulares como si fuesen universales, y eso es lo que yo echo de menos en el cine español. Piensa en la comedia: en Francia, en Italia y en Argentina encontramos comedias deliciosas. Aquí, las comedias nos salen chabacanas. Es muy difícil identificarse con el humor vulgar. Nuestro cine sigue muy alejado de la realidad.

-¿Una ley de mecenazgo serviría de brújula?

-Sí, de la ley de mecenazgo que nos estuvo prometiendo Lassalle durante siete años y de la que nada se ha sabido. Con una normativa así, al estilo anglosajón, todo sería mucho más fácil y más limpio. Cada contribuyente destinaría lo que considerara a los proyectos que quisiera y luego percibiría beneficios fiscales por ello. Así de fácil. Pero no hay manera de sacarla adelante.

-¿Le inspira confianza la Ley del Cine de Andalucía?

-Puede ser un instrumento útil, pero sucede lo mismo: no servirá de nada si no hay voluntad política para aplicarla y para dotarla de recursos. Y en este sentido no soy muy optimista. En Andalucía no hay nada parecido a una industria del cine. Pero es que las administraciones ni siquiera se toman en serio la proyección de un territorio natural de rodajes de cine como Andalucía para atraer proyectos que dejarían mucho dinero. Cuando vienen a rodar Juego de Tronos hay quien se cuelga medallas, pero que algo así suceda depende mucho más de la decisión de los productores que de la influencia ejercida desde aquí.

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