Gio Zararri | Ingeniero informático

"El móvil es una droga"

"El móvil es una droga"

"El móvil es una droga" / m. g.

Sergio González de Zárate Pérez de Arrilueca (Vitoria, 1978) utiliza como pseudónimo Gio Zararri en sus libros. Este ingeniero informático, que actualmente reside en Mallorca, sintió la necesidad de compartir cómo pudo superar un proceso de ansiedad, "una de las epidemias de nuestro tiempo", que sufrió mientras estudiaba su carrera y con el objetivo de ayudar a las personas que están pasando por lo mismo ha publicado El fin de la ansiedad (Editorial Vergara). "Tenemos que aprender a disfrutar de la vida, podemos superar la ansiedad", sentencia.

-¿Qué lleva a un ingeniero informático a escribir El fin de la ansiedad?

-Siempre me ha gustado escribir y había superado un proceso de ansiedad. Pensé que mi experiencia podía ayudar a otras personas. El hecho de ser informático igual me ayudó a poner en orden un poco las ideas.

"Presumir de trabajar siempre es un fracaso humano, estamos en una carrera que no lleva a ningún sitio"

-¿En estos tiempos no le falta trabajo a psicólogos y psiquiatras?

-Sí, siempre. Pero existe una figura que se usa mucho hoy en día en psicología: el paciente experto. Son personas que han pasado por un problema y lo han superado. Los psicólogos a veces recurren a ellas para ayudar al paciente a entender que su miedo se puede superar y explicar cuáles han sido los métodos que ellos han usado. Dicen que, en muchas ocasiones, este tipo de perfiles ayudan más que el propio psicólogo. Pero depende del tipo de patología. Hay casos de ansiedad muy complicados y es muy recomendable acudir a un psicólogo e incluso tienes que medicarte.

-¿La ansiedad es un síntoma de que hay detrás algo más grave aún?

-Más grave, no. La ansiedad, en teoría, es buena. Es un mecanismo de defensa que tenemos las personas. Es un instinto de supervivencia que se activa inconscientemente para ponernos a salvo. El problema de la ansiedad es que nuestro cuerpo reacciona como si hubiera un peligro cuando no es real. Es el caso de la agorafobia, cuando la gente no puede salir a la calle. Es un trastorno que se mantiene y limita la vida de las personas.

-¿Tener ese miedo es hasta cierto punto normal?

-El miedo y la preocupación son normales. Se dice que el ser humano sigue vivo gracias a la ansiedad. En parte nos ha protegido durante milenios de los problemas del entorno. El problema se presenta cuando el miedo es excesivo, cuando la gente no puede hacer una vida normal, porque tiene temores que no son reales.

-Un estudio reciente dice que no tener vacaciones causa ansiedad. ¿Qué hacen los autónomos?

-Ser autónomo tiene la parte bonita de hacer un poco lo que quieres, pero si no te da dinero para tener vacaciones, es complicado vivir. Las vacaciones son un periodo de relajación ante tanto estrés por el trabajo y estar siempre atento a todo. Y el estrés provoca ansiedad.

-El sociólogo Zygmunt Bauman decía que "en el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban en una tienda". ¿Es el consumismo un síntoma de ansiedad?

-El beneficio que puede darte comprar es muy pasajero. Es una motivación instantánea. Vas a querer siempre más. Si ese beneficio de comprar no te va a relajar, potencia la ansiedad. El consumismo al final genera ansiedad, porque es una constante necesidad. Lo que nos daría paz es no necesitar tantas cosas.

-¿La primera medida para lograr esa paz puede ser apagar el móvil?

-Seguro que nos ayuda un montón. El móvil y los whatsapps activan la ansiedad en unos niveles muy altos. La gente no lo sabe, porque es un fenómeno nuevo y no tenemos mucho control sobre ello. Entonces, sí, aunque sea muy difícil, apagar el móvil ayudará mucho a superar nuestra ansiedad. El móvil nos genera dependencia, es una droga. Sería bueno estar tranquilo apagando el móvil.

-¿Deberíamos regular la desconexión digital?

-Sí, debería haber un instituto o algún organismo que nos ayudara a regular estas cosas. Es un problema tanto para los adultos como para los niños.

-Eso de salir del trabajo y seguir conectado...

-Es no desconectar nunca de las responsabilidades. Por ejemplo, una de las causas principales de los accidentes de tráfico es el móvil. La gente sale del trabajo y sigue conectada y estresada y cruza un paso de cebra sin mirar si vienen coches. Es un peligro.

-Está de moda presumir de estar trabajando siempre. ¿Es un fracaso de nuestra sociedad?

-Para mí es un fracaso humano, porque vivimos en una sociedad que está siempre corriendo, que siempre necesita más. A nivel de las empresas, siempre buscan más beneficios, que el trabajador cumpla más horas, que se comprometa más... Y no nos da tiempo a disfrutar de la vida. Estamos en una carrera constante que no nos lleva a ningún sitio.

-Me suena...

-La ansiedad y la depresión son dos de las enfermedades más importantes de nuestro siglo. Es una epidemia. Hoy la enfermedad más extendida en el mundo es la ansiedad. Vivimos en un sistema que no funciona muy bien.

-¿El boom del running está relacionado con el aumento de la ansiedad?

-El deporte potencia la respuesta del sistema parasimpático, que es el que nos relaja. El deporte aeróbico es bueno para esa relajación, la armonía y el equilibrio. Nos ayuda a sentirnos mejor, más felices. El boom del deporte responde a que la gente necesita salir de tanto estrés y, además, es el modo más directo y más fácil.

-¿Son recomendables los ansiolíticos?

-Depende. Hay muchas personas que orientan toda su terapia en el uso de estas pastillas y eso para mí es un error muy grave, porque, al final, la pastilla lo que hace es calmar los síntomas y cada vez necesitas más para causar el mismo efecto. Generan dependencia.

-Y la dolencia sigue.

-El problema de la ansiedad es más emocional que físico. El ansiolítico no te hace superar el problema de la ansiedad. Puede ayudar, pero no soluciona la enfermedad de por sí. Se necesita terapia y pensar en el modo de afrontar esos problemas.

-¿La política da ansiedad?

-En el caso de los ciudadanos que esperan cambios y al final no ven ninguno, puede ser. Y luego, creo que tendrán más ansiedad los políticos buenos que los malos, porque querer hacer las cosas bien y no poder debe ser frustrante. Los malos pueden tener ansiedad por acabar en la cárcel. Pero bueno... Se lo merecen.

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